Salud, dinero y amor, y, además, por este orden, sería lo conveniente para cada uno y para la ciudad entera en un año 2010 que, esperemos, sea más propicio que el que le ha precedido. Pero, puestos a pedir y a seguir creyendo en el misterio y la magia de Melchor, Gaspar y Baltasar, hagamos una carta entre solidaria e ingenua, más humana que corporativa, más espontánea que alambicada. Que los problemas de paro y vivienda que hay en Badajoz se solucionen por la vía de los hechos y no por la de los argumentos, que nunca son solución sino más bien retraso y que impere, por encima de la ideología, la razón en todo cuanto afecte a los ciudadanos, como la vuelta a casa de aquellos que sobreviven en Ronda del Pilar desde hace casi dos meses, los realojos de barrios marginales y la ayuda social a los que no tienen o tienen menos.

Los Reyes Magos representan la ilusión y por eso seguimos confiando en ellos para que Badajoz se inunde de regalos y el Parque de la Viña no necesite ninguna rehabilitación más, las Cuestas de Orinaza formen parte del pasado y el mercadillo deje de dar tantos problemas. Pedimos a los Magos de Oriente un carnaval que al fin sobresalga, unas fiestas de San Juan que se reencuentren, un Badajoz de fútbol que ascienda, la hormigonera del Guadiana que se reconvierta en monumento al río, un Museo de la Ciencia, una plaza Alta y alrededores alcanzando la excelencia, menos protagonismo y más generosidad en algunas asociaciones y el indulto para el ortoedro.

A los Magos de Oriente les pedimos en Badajoz un pelín más de suerte porque no hay manera de que nos toque el Gordo y seguimos siendo los parientes pobres de esta España rara donde se privilegia a los ricos y se ofende continuamente a los pobres. Los Reyes son los Reyes pero mucho nos tememos que nada podrán hacer con respecto al Ave y las promesas que viajaban en él, la autovía a Valencia o los vuelos baratos que, ya se sabe, son minucias en las que no debemos perder el tiempo. Si lo perdemos reivindicándolas, igual, encima, nos traen carbón.