Me gusta la gente especial y aprecio sobremanera, después de la bondad y la inteligencia, el talento. Si se me pregunta qué entiendo por gente especial, no sabría decirlo. Pero puedo explicarlo con un símil. Por expresarlo de alguna manera, y sin ánimo de ofender a nadie, para mí alguien especial es quien no es oveja, es decir, quien se distingue, de una u otra manera, en medio del rebaño.

Tengo un compañero de columna del que quiero hablar hace tiempo. Los llamados columnistas formamos casi un gremio, sobre todo en regiones pequeñas como la nuestra, donde nos conocemos todos y más, siendo eso, columnistas. Los columnistas somos un poco los tocapelotas y los alcahuetes de cada día. Pero algo tendremos cuando existimos en todos los periódicos, como si lo que hacemos tuviera la virtud --tal vez venga de ahí su nombre-- de sostener el tejado de dichas publicaciones.

José Ramón Alonso de la Torre es una persona admirable por muchos motivos. Sabe de muchas cosas y derrocha sentido del humor y provincianismo cosmopolita --que es lo que caracteriza a los clásicos-- en todo lo que hace, porque la aldea es el verdadero paradigma de la universalidad. Lo mismo dirige una escuela de arte dramático, que da clases en su instituto, que hace televisión o escribe un libro. Ahora acaba de sacar uno publicado por De la luna libros , sobre los Restaurantes de la Raya , que huele muy bien y que hasta en su título, que suena a marca de buen whisky --R&R --, es un acierto.

José Ramón hace muchas cosas y las hace bien, tal vez porque todas ellas las hace con una colosal mano izquierda, algo que tanta falta hace en la sociedad actual. A él el talento se le sale precisamente por esa mano, como si ese brazo suyo fuese un pararrayos al revés por donde descarga al mundo, a través del cabezal de cinco puntas de sus dedos, su sabiduría, sus ganas de vivir y su encanto. Con un fogonazo diario de su íntima electricidad nos obsequia cada día en la prensa regional y también con una buena colección de resplandores, de cuando en cuando, con cada libro que saca de la luz. Hoy le digo todo esto, a través de ustedes, porque también los columnistas tenemos nuestro corazoncito y sabemos admirar al colega. Y yo, que tengo el corazón en la izquierda, no puedo por menos que admirar la esforzada mano izquierda de José Ramón. Ten salud.