--Dos años seguidos presentando el concurso de murgas ¿es muy bueno o no hay otro?

--Será una mezcla de ambas cosas. La verdad es que la gente el año pasado se quedó contenta con la presentación. Los murgueros me han parado por la calle los meses previos al concurso y muchos me preguntaban si iba a volver. Yo no contaba con ello porque no suelen repetir pero al final, me ha tocado subir.

--¿Ahora es más aficionado al concurso?

--Mucho más. Desde atrás ves muchas cosas que desde fuera no se aprecian. Tengo mucha más relación con gente de las murgas, estoy más enterado de las bases y lo vivo más de cerca. Ellos dicen que el Carnaval hay que vivirlo para entenderlo. Presentarlo no es vivirlo, pues hay que cantar o desfilar, pero sí que se tiene una visión más cercana.

--Cuando acabe el concurso ¿le quedarán ganas de salir?

--Sí tengo ganas. Son dos contextos diferentes porque yo siempre he vivido el Carnaval con mis amigos y realmente aquí estoy con gente nueva que estoy conociendo. Además cuando salgo tengo un rollo más improvisado, voy cómodo y soy más yo. En el escenario soy un personaje y la caracterización es importante.

--¿Cómo ve el concurso?

--Quizá ha empezado algo frío, porque se hace demasiado largo esta semana y de hecho muchas murgas guardan pasodobles para otras rondas. Estoy viendo que las murgas están enraizadas en su esencia y son fieles a su estilo. Además, cada año se curran más la escenografía. Se olvidan quizá del chiste y del chascarrillo para cuidar otras cosas, como las voces. En general, el nivel es muy alto.