Una de las cosas que más me sorprende en los actos conmemorativos de la Guerra de la Independencia es la total falta de referencia al punto de vista francés. Y eso no es una particularidad de las creencias populares o de las crónicas periodísticas. No. Eso es también perceptible en los trabajos de los autores que se dicen especialistas. Quizás alguien crea, con una óptica muy poco realista y un punto dogmática, que todos los franceses estuvieron de acuerdo con Napoleón y que el propio ejército tenía interés alguno en venir aquí. Y nadie se piense que era por miedo a los valientes españoles.

No entendían la necesidad de hacerlo y, no se olvide, los franceses entraron en España porque hubo un acuerdo entre ambas naciones para invadir Portugal. Mejor sería decir que las ambiciones de Godoy y los intereses estratégicos de Napoleón dieron lugar a la llegada de los ejércitos imperiales. Al principio se los recibió como aliados y sólo la política y la arrogancia provocaron el estallido conocido.

No hubo una historia oficial francesa de las campañas napoleónicas en la Península Ibérica. Muchos dejaron escritos sobre ellas. Pero hubo un autor, el general Jean Baptiste Marbot , que nos legó un interesantísimo retrato de los acontecimientos españoles y de otros muchos, en los que participó. El propio Napoleón aseguró en su destierro de Santa Helena que, de escribirse un relato general de sus campañas, Marbot era el más indicado. De hecho, le dejó una herencia de 100.000 francos.

Hay traducciones españolas parciales de su obra, pero falta una total. Voy a publicar en las próximas columnas parte de la narración correspondiente al motín de Aranjuez y al 2 de mayo, que concluí hace tiempo. Me parece que ayudarán a comprender algunas cosas. Y, además, permitirán, espero, entender a Godoy. Los franceses, aunque enemigos entonces, no eran analfabetos y tenían sus propios puntos de vista. Quizás conociéndolos podamos llegar a tener ideas propias y no inducidas. Y, luego, que cada cual decida. Marbot fue testigo de muchos hechos. También del tan cinematográfico cruce del Beresina, durante la campaña de Rusia, de cuya acción era responsable.