A María Dueñas (Ciudad Real, 1964) sus seguidores le cortaban el paso ayer en el paseo de San Francisco para saludarla mientras se dirigía a la carpa donde iba a firmar sus libros. Ya van cuatro y el éxito no le molesta, «en absoluto». Al contrario, «me confirma que mi trabajo vale la pena y que los lectores esperan que les siga creando historias».

Con su última novela, Las hijas del Capitán, esta profesora universitaria ha cruzado el charco para situar a sus protagonistas en Nueva York. «Escribirla ha sido para mí apasionante porque el contexto es realmente cautivador». Dueñas cuenta que «la historia de tanta gente que en las primeras décadas del siglo XX salió de una España muy empobrecida y buscó nuevas opciones en América es muy desconocida», aunque fueron muchos, más de 30.000 y además una colonia muy bien estructurada. «Cada uno de esos emigrantes lleva dentro una aventura vital digna de una novela, se podrían escribir muchas con sus vidas y lo que yo he hecho es utilizar la aventura colectiva y sobre ella construir la ficción de tres hermanas que se ven obligadas a emigrar».

A lo largo del proceso de escritura, la autora viajó constantemente a la Gran Manzana, donde conectó con investigadores y con españoles que eran niños en el periodo sobre el que escribía y casi todos ellos tienen la memoria fresca, llena de anécdotas que retenían en la memoria. Estas historias no se han rescatado antes por distintas razones, según esta escritora. En parte se debe a que estos emigrantes se adaptaron muy bien a su nueva vida y aunque al principio iban con la idea de regresar a su lugar de origen, la Guerra Civil «partió esa esperanza» y decidieron quedarse. Además, otro factor que ha contribuido a que se conozca poco esta diáspora española es porque procedían de todas las regiones y cada lugar ha ido acumulando conocimientos de forma independiente y falta una interpretación colectiva.