El Colegio Nuestra Señora del Carmen de los Hermanos Maristas conmemora en estas fechas el 75 aniversario de su presencia en Badajoz y con tal motivo están celebrando una serie de actividades que concluirán con la clausura del curso, en junio. El programa del 75 aniversario comenzó en octubre del 2005 y continúa, tras un encuentro pastoral y un concierto del coro, el 1 de abril, con una convivencia de antiguos alumnos, repartidos en dos grupos: Los chicos de Donoso Cortés , así llamados por haber estudiado en el colegio cuando se hallaba en esta calle, entre 1930 y 1965, y Los del colegio nuevo , referido al centro actual, entre 1966 y el año 2006.

Eugenio Cortés, antiguo alumno, y Francisco Colón, primer director no religioso del centro y ahora es profesor, llaman la atención sobre el hecho de que hayan pasado por casi 11.000 escolares desde que abrió sus puertas hace 75 años, en la calle Donoso Cortés. Colón afirmó: "Lo importante no es el éxito personal de muchos de nuestros exalumnos, sino el compromiso de mucha gente anónima".

"La condición de antiguo alumno no está sólo en haber estado matriculado, sino en lo afectivo", señalan Cortés y Colón, al tiempo que el primero de ellos recupera recuerdos de su niñez, de su estancia en el colegio con su hermano mayor, y de "métodos pedagógicos" como "la chasca", con la que el profesor se hacía entender sin hablar, "aunque a veces volaba sobre nuestras cabezas".

EL VALOR DE LA ENSEÑANZA Cortés puso de manifiesto "la importancia de la educación después de la guerra civil, unos años difíciles", dijo y explicó que Los Maristas se instalaron en Badajoz por el interés de la familia Alvarez Espárrago, "que quiso procurar una educación alternativa a la que había, y primero llamó a los Marianistas, pero no sé por qué llegaron los hermanos Maristas", que estuvieron un año en un chalet de la zona de la zona de la Estación, hasta que se fueron a Donoso Cortés.

En estos 75 años, el colegio "ha intentado adaptarse a la época, en unos tiempos de enormes cambios políticos y eclesiásticos, por el Vaticano II". Colón recuerda a dos miembros de la comunidad muertos en circunstancias violentas en tiempos distintos: uno "fusilado junto al puente Viejo por ser coherente con sus ideas religiosas", en 1936, y otro "en un campo de refugiados en Zaire en 1996", y que había pertenecido a la comunidad Marista de La Picuriña, en Badajoz.

En este tiempo, el centro ha vivido otros cambios, la dirección a cargo de seglares, su opción por el concierto educativo y acabar así como "el sambenito de colegio de élite", signos de adaptación a los nuevos tiempos, como "el que estemos en condiciones de hacer concierto en Educación Infantil". Por ello, esta conmemoración "no es sólo nostalgia, sino mirar al futuro".