A sus seguidores más fieles, a los que la acompañan en sus conciertos siempre que pueden, el que ofreció Mariza la noche del viernes, dentro del Festival de Flamenco y Fado de Badajoz, les supo a poco, se les quedó corto, se fueron con ganas de más, y eso que la cantante portuguesa les obsequió con dos bises: uno con un tema inédito y la canción con la que termina siempre sus actuaciones, Gente da minha terra.

La intérprete más venerada del país vecino acudía por tercera vez a esta cita en Badajoz que funde la cultura de ambos lados de la raya y así se lo recordó a su público, con quien habló en «portuñol», como ella misma definió, y al que regaló un tema en español, Alma, de un disco antiguo, del que llegó a olvidar la letra en la parte final, pues seguramente solo lo rescata cuando está en este país.La mayoría de sus canciones fueron de su nuevo álbum, Mariza, con el que está de gira.También ofreció algunos temas de siempre, como Chuva y Primavera.

Mariza dominó el escenario acompañada de una guitarra española, otra portuguesa, bajo, percusión y un acordeón. El concierto se prolongó durante hora y media. Comenzó pasadas las once de la noche, tras Flamencronía, con Raquel Cantero, y terminó antes de la una de la madrugada. Conectó enseguida con el público, que echó en falta algún tema a capela o que bajase a cantar entre las butacas, como hace otras veces. Sus fieles respondieron solícitos a cualquier gesto y la acompañaron cantando el estribillo de Rosa branca, momento en el que se produjo la mayor fusión con la artista, que hubiesen querido prolongar.