El comedor social Virgen de la Acogida de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, situado en la calle Martín Cansado, en Badajoz, atiende en la actualidad, cada día del año, a cerca de un centenar de personas necesitadas e indigentes, mientras que el que gestiona otro grupo de la hermandad en la plaza de San Agustín atiende de 25 a 30, solo los días laborables. En total, la orden proporciona alimento a unas 140 personas en la comida del mediodía, además de bocadillos para la noche, pero sus usuarios son muchos más, dado que también ofrecen un servicio de ducha dos días a la semana, y de guardarropa. Hoy, más de la mitad de los usuarios de estos recursos sociales son inmigrantes.

El centro de Martín Cansado, que viene a ser la sede de la congregación, atiende también las necesidades de alimento y vestido de medio centenar de familias con hijos, pero en sus propios domicilios, con el fin de evitar la presencia de los niños en los comedores, explicaron la superiora, sor Soledad, y otra hermana de la orden, sor María.

Así, destacaron que en la actualidad, más del 50% de las personas que acuden cada día a los comedores y de las que atienden en sus casas, son población inmigrante, procedentes de 17 países distintos, aunque predominan los de nacionalidad marroquí y saharaui, de países latinoamericanos y del Este de Europa.

ALGO PARA TODOS En el pasado puente de la Constitución y la Inmaculada, que cerró el comedor de San Agustín, atendieron a 145 personas en el de Martín Cansado, pero tampoco esa cifra es la habitual. Sin embargo estas situaciones no les cogen desprevenidos, pues "siempre hay algo que ofrecer", manifestaron.

Asimismo, para personas que profesan religiones no cristianas, como musulmanes, "que cada vez hay más y hay que cuidar de que sus comidas y bocadillos no lleven cerdos ni productos prohibidos para ellos", el centro prepara carnes alternativas, zumos y verduras, bien para tomarlo en el comedor o para llevarlo.

Esta orden trabaja en Badajoz desde 1950. Antes lo hacían en la rama sanitaria, en el antiguo Hospital Provincial San Sebastián y aún hay algunas hermanas que trabajan en el Perpetuo Socorro. Ya entonces atendían también un comedor y un ropero, labor que se ha convertido en el eje principal de su actividad.

Hoy son 11 hermanas, además de seis trabajadores --una trabajadora social, dos cocineras, una persona de limpieza, otra de mantenimiento-- y cuentan con el apoyo de 30 voluntarios, que atienden los distintos servicios, unos a diario y otros cuando varias veces a la semana.

La situación de los usuarios de la casa de acogida es muy variada. "Los inmigrantes vienen normalmente de paso, a tramitar sus papeles y a buscar trabajo, porque su fin es normalizar sus vidas, trabajar y traer a sus familias si pueden", explicó la trabajadora social, Vanesa Delgado. Mientras que los necesitados locales son personas que llevan "mucho tiempo en esta situación, algunos tienen problemas de drogas, de alcohol, están más estancados en su situación de pobreza o de marginalidad; no todos son marginales, pero éstos suelen estar muy deteriorados".

La casa de acogida vive de las donaciones que recibe y de una ayuda que le proporciona la Diputación de Badajoz, pues ninguna otra institución colabora con subvenciones. Una fuente de ingresos es la cena que se celebrará mañana organizada por el Grupo Serrano, cuyos beneficios se reparten entre diversas obras sociales de la ciudad y ésta es una de ellas; y otra, la campaña de donativos de los colegios.