Más de 1.100 personas han estampado sus firmas para solicitar al ayuntamiento que adopte alguna figura de protección de una parcela de 10,38 hectáreas a la izquierda de la avenida de Elvas, jalonada por especies arbóreas y un jardín, denominado el Parque Ascensión, con una exuberante y frondosa arboleda de ejemplares únicos, algunos de ellos con un siglo de existencia.

La iniciativa surgió de un grupo de pacenses amantes de los árboles, algunos de ellos expertos en plantas, como Mariano Cabrero, ingeniero técnico agrícola, especialista en laboratorio de la Uex, tras conocer el proyecto de construcción de un centro comercial en el plan urbanístico de ese tramo, que a su vez debe llevar unas zonas verdes que, a su juicio, bien podrían ser las que se pretenden salvar a través de una campaña del colectivo 'change.org' en internet --lleva recogidas 1.133 firmas--, o al menos incluirla.

Cabrero remitió una carta al alcalde solicitando, como a los grupos políticos representados en el ayuntamiento, que se reconsidere dicho plan urbanístico para conservar el Parque Ascensión y una serie de árboles repartidos por la parcela que se quiere proteger, y que las zonas en que haya de construirse estén desarboladas.

El concejal de Medio Ambiente habló por teléfono con Cabrero para comunicarle la dificultad de modificar la catalogación y usos de la parcela, "poco menos que irreversible", según el promotor de la idea, pues, como el edil señaló a este diario, la zona, ya parcelada, está incluida en el Plan General Municipal y el planeamiento pasó los preceptivos plazos de alegaciones. Además de que en su momento, los informes de impacto ambiental no contemplaron la arboleda. No obstante, el colectivo insiste en pedir que reconsidere la construcción en dichos terrenos y se dediquen a uso público como parque o zona verde.

DE UN BENEFACTOR Parque Ascensión es propiedad de los herederos del conde de Torrefresno, un benefactor de la ciudad que donó entre otros bienes, el antiguo campo de fútbol de El Vivero, que entonces también formaba parte de la misma finca, de una gran extensión que incluía lo que hoy ocupa la universidad; además del Círculo Pacense, entonces Liceo Obrero. El conde y su esposa quisieron regalar a su única hija, Ascensión, un parque en el enclave donde se mantiene en la actualidad.

Por él pasaba el canal que abastecía un estanque vallado en hierro forjado y rodeado de palmeras, habiendo en un extremo una gruta donde se llegaron a casar algunos familiares, se hicieron paseos y senderos con árboles y arbustos de muy distintas especies, jugando con los espacios, las alturas y volúmenes, así como con los colores de las hojas y las fragancias de las flores, con ejemplares únicos en la zona y que hoy son centenarios.

La familia hizo el encargo a un paisajista y urbanista francés muy conocido por sus diseños vanguardistas en la época, uno de ellos el parque sevillano de Maria Luisa, Jean Claude Nicolas Forestier, en el 1911, y en él plantaron secuoyas de costa, diversas especies de palmeras y de bambú, entre ellas la negra, muy codiciada y difícil de ver, alcornoques, casuarinas, soberbios plátanos de sombra, cedros de gran porte, pimenteros falsos, encinas, cipreses, olmedos en recuperación especialmente interesantes, fresnos, cinamomos, entre otras.

Sin embargo, en una visita de la familia a las obras del futuro chalet, la niña enfermó al contraer carbunco y al poco tiempo, falleció. Entonces la familia no quiso saber más del proyecto y lo dejó a medias, aunque con la parte botánica completa, o casi, pero la casa que existe hoy es la que habría de ser para los guardas pues la residencia familiar no se terminó; el canal ya no pasa por la parcela y el estanque permanece seco.

Para Mariano Cabrero y el colectivo 'change.org' el ayuntamiento debería intervenir para proteger ejemplares muy valiosos del patrimonio natural urbano para conformar un parque que se podría plantear como "semisilvestre, con ligeras adecuaciones para favorecer su uso por la ciudadanía". En su opinión, "bastaría con hacer una limpieza de basuras y escombros, algunos caminos, instalar bancos y no sería necesario ni un gran gasto en riego ni plantar césped". Y en caso de construir, que se haga "en espacios abiertos y respetando los árboles tanto aislados como en grupos, respetando el suelo y el espacio que ocupan".

Así mismo, señalan que no hay en la ciudad "un espacio con árboles tan valiosos como los que aquí tenemos, susceptibles de poder convertirse sin dificultad en un espacio para el disfrute de todos, en una zona muy transitada por paseantes y deportistas que agradecerían correr, montar en bici y pasear por espacios más agradables que una acera en un vial para vehículos", además del "efecto relajante y terapéutico para quienes acuden al Hospital Infanta Cristina", que está enfrente.