El curso tiene una parte teórica común en la no se ve normativa sino temas de sensibilización y las consecuencias de malos hábitos en la conducción. Luego se realiza una dinámica de grupo para trabajarlos. También participa un miembro de una asociación de personas con lesiones medulares como consecuencia de accidentes de tráfico, por convenio con la Dirección General de Tráfico y la Confederación nacional de Autoescuelas (CNAE). Normalmente acude una víctima que cuenta su experiencia.

Posteriormente, con el ordenador, a los alumnos se les formula más de medio centenar de preguntas con las que se elabora su perfil sobre sus hábitos al volante. A través del perfil, el sistema busca temas de refuerzo con los que va a trabajar: exceso de velocidad, conducción temeraria, alcoholemia, uso del teléfono móvil y otros, de manera que se adapta a cada conductor. Al final se les evalúa y, de momento, todos los alumnos han superado el curso, aunque algunos han necesitado apoyo para manejar el ordenador.