Gritos, empujones, algún que otro traspiés y quejas, muchas quejas. Eso es lo que se pudo ver ayer por la mañana en la sede de la Universidad Popular de Badajoz (UPB), que abría el plazo de inscripción para sus cursos y talleres --a excepción de los de portugués--.

Desde poco después de las cinco de la mañana había personas haciendo cola. A las 7.30 ya había más de 120 y a las 8.30, el salón de actos estaba lleno y la cola llegaba hasta la puerta. Minutos antes de las nueve se anunció que se comenzaban a repartir los números que indican el orden para formalizar la matrícula, solo 200, porque era "imposible" atender a más personas en condiciones. Los que se quedaron sin cita --unos 50, según estimaban en la UPB-- tendrían que volver. Hasta el día 22 el plazo sigue abierto, pero todos acuden el primer día "porque las plazas de los cursos se acaban y no puedes ir al que quieres", explicaban los alumnos.

Cuando se inició el reparto de números, comenzaron también los problemas. Hubo empujones, discusiones porque no se guardaba el turno y gritos. "Bochornoso". Así calificaban muchos lo que allí estaba sucediendo. "Todos los años lo mismo", lamentaban otros.

En lo que coincidían eran en sus quejas porque no se habilitase otro sistema de matriculación que evitara el caos que ayer se produjo. "Se podría dar un número en la puerta", proponía una mujer; mientras otros sugerían la cita telefónica, internet o que cada día se realizarán las inscripciones para un número concreto de cursos. "Esto no puede ocurrir en una ciudad como Badajoz, hay que solucionarlo", opinaban muchos.

Los trabajadores de la UPB que repartían los números intentaban calmar los ánimos y poner un poco de orden, pero era una misión casi imposible.

Las aglomeraciones se han vuelto a producir a pesar de que este año se han dividido las inscripciones, la semana pasada para portugués y ésta, para el resto.

Este diario solicitó la opinión de la concejala de la UPB, Dolores Beltrán, a estas quejas, pero no obtuvo respuesta.