A pesar de su formación, se gana la vida como camarero en Barcelona, tarea que compagina con su labor literaria. Acaba de presentar en el Café Victoria su primera novela: Palabra de chocolate , una historia de realismo mágico.

--Un camarero fundando un sello editorial y que se financia sus obras. No es muy habitual...

--Me fui a Barcelona con la idea de trabajar de corrector y mandé 63 currículum a las editoriales, con dos carreras vinculadas a la edición y con experiencia, y no conseguí ni una sola entrevista. No me importa estar de camarero, llevo haciéndolo diez años.

--¿De qué va su novela?.

--Es una novela en la línea del realismo mágico, ubicada en un pueblo imaginario situado en algún lugar entre La Serena y La Siberia extremeña. Tiene componentes mágicos insertos en la vida de los personajes. Con ella inicio el sello editorial que estoy fundando, Antropología del Mundo de Oz Ediciones.

--¿Qué otros proyectos tiene?

--Tengo varios, estoy terminando una segunda novela, Viaje en segunda , acabo de hacer una colaboración en un cortometraje, que protagoniza Bebe, con Alejandro Pachón. También escribo un corto y cotejo varias publicaciones para empezar las tres colecciones de la editorial.

--¿Sueña con dejar la bandeja?

-- Estoy deseando, desde luego, pero esto supone una fuente de ingresos fija, y más ahora que estoy afrontando gastos con la editorial. No es tan raro, en la hostelería hay mucho artista, muchos actores, fotógrafos y diseñadores, que trabajan como camareros hasta que consiguen hacerse un hueco.