El nuevo presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, está en "empapándose" del funcionamiento y de los servicios que presta la corporación provincial y asegura que se encontrará una institución económicamente saneada, con posibilidades de dejar la deuda a cero en esta legislatura. El alcalde de Villanueva de la Serena, que afronta su cuarta mayoría absoluta en su pueblo, ampliada, llega a la diputación con ideas claras: "No pretendo unanimidades, sino hacer las políticas que demandan los ciudadanos que nos han dado mayoría absoluta", y “Mi prioridad será atender a los alcaldes de los pueblos pequeños”, manifiesta en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación escrito de la región, y que publicará mañana este diario.

Gallardo defiende el papel de las diputaciones “si son como las de Badajoz”, que considera “fundamental para poder hablar de la Extremadura de hoy, que comenzamos a construir los socialistas hace 30 años"; no así otras, como la de Castellón, que se dedicó "a proyectos faraónicos y a esquilmar dinero público; esas habría que hacerlas desaparecer", dice.

Su objetivo, e insiste en ello, es "hacer políticas que mejoren la vida de la gente", con prioridad en el empleo y llevar servicios a pequeños municipios. Habla con frecuencia de eficacia y de eficiencia y denosta las críticas al bipartidismo por entender que es una cuestión que deciden los ciudadanos con sus votos.

Aboga por la colaboración institucional con la Junta de Extremadura presidida por Fernández Vara, de quien destaca sus valores, su experiencia y contrapone su proyecto a las políticas del anterior gobierno regional.

Gallardo anuncia su disposición al diálogo con el alcalde y el Ayuntamiento de Badajoz para resolver los asuntos como el antiguo hospital provincial, y se muestra convencido de que el futuro de Don Benito y de Villanueva es la fusión, pero se niega, como su compañero Quintana, a generar más falsas expectativas.