La clave de quién es y de cómo es Miguel Sardiña , superintendente jefe de la Policía Local de Badajoz, nos la da no el accidente involuntario que ha provocado --cosa que puede pasarle a cualquiera en esta cultura contradictoria que, por un lado, exalta el alcohol y, por el otro, lo criminaliza--, sino su honesta manera de afrontarlo, su reacción espontánea de asunción de su culpa, su rechazo a prevalerse de su cargo para eludir su responsabilidad. Su actuación después del accidente es impecable desde todos los puntos de vista y mucho más meritoria, cuanto que los agentes que le hicieron la prueba de alcoholemia, a los que él mismo avisó del suceso, son subordinados suyos. En ningún momento trató de escurrir el bulto ni de utilizar artimaña alguna para minimizar su acción.

Conozco a Miguel Sardiña desde antes de hacerse cargo de la Jefatura de la Policía Local de Badajoz. Le tengo por un buen policía, cuya trayectoria en diversos cuerpos, de más de 36 años, con delicados destinos en momentos y en zonas del país que entrañaban verdadero peligro, es ejemplar. Ha prestado importantes servicios a la seguridad de todos, tiene una hoja profesional intachable y es la primera vez en su vida que protagoniza un incidente de este tipo. No creo que este borrón, por mucha leña que algunos quieran echar al fuego, pueda manchar una trayectoria profesional que va para los cuarenta años.

Con la prensa, sus relaciones han sido excelentes. Ha respetado siempre la labor informativa de los periodistas y ha dado facilidades, dentro de sus competencias, para que desarrolláramos nuestro trabajo. Por eso no se merece que, en torno al suceso que ha protagonizado, se hayan publicado falsedades como que conducía un coche patrulla, o exageraciones como que iba ebrio. Todos sabemos la diferencia que hay entre haber bebido unas copas y estar borracho.

Las personas que no somos perfectas atravesamos alguna vez momentos bajos en nuestras vidas y, en estas ocasiones, nos puede tentar una noche tomarnos una copa de más. Este es el error de Miguel Sardiña. Pero no hagamos de esto un linchamiento mediático. En este caso es lo más fácil, pero es injusto y él no se lo merece.