Bajó del coche oficial frente a la fachada del ayuntamiento y no abandonó el gesto de ofrecer la mano y dar dos besos a todo aquel con el que se encontraba (o iba en su búsqueda). Lo primero que hizo el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, fue alabar el acierto del alcalde, Francisco Javier Fragoso, por lucir la corbata de la Policía Nacional y la insignia de la Guardia Civil en la solapa, cuerpos a los que un rato después se rendiría homenaje. Abrazó con efusividad al alcalde hasta en dos ocasiones y antes de subir los escalones se dejó querer por dos señoras que le expresaron su pesar por no tenerlo ya como alcalde en Sevilla. Saludó a todos los portavoces, que le hicieron el pasillo en el hall del palacio municipal y no dudó en entrar en la cabina de información para conocer a Ana, la funcionaria que atiende a los ciudadanos, y a la empleada de limpieza, también llamada Ana, que intentaba escabullirse en un rincón pero a quien Zoido le preguntó cómo estaba.

Acaparó todas las sonrisas en el salón de plenos, donde se refirió en varias ocasiones a sus orígenes extremeños. Mencionó que su madre vive en Fregenal de la Sierra. Trazó su discurso sin papel. Recordó su etapa en la política municipal, «la que me ha dado más problemas pero también más satisfacciones» y defendió la labor de los políticos, «tan denostada». Apuntó que pertenece a la generación de la Transición y señaló que la misión de su ministerio es garantizar que los ciudadanos puedan ejercitar libremente sus derechos. Tan poco protocolo usó que le sonó el móvil y comentó que era su hijo el que lo llamaba. Terminó su intervención ofreciendo de forma insistente su colaboración, no sólo la de su ministerio sino la de otros donde se puedan resolver problemas de Badajoz. Firmó en el libro de honor, charló con los portavoces y se marchó caminando al Colegio de Abogados, en cuyo trayecto saludó a cuantos quisieron conocerlo, entre ellos Raúl, un vecino que tiene un museo dedicado a la Guardia Civil en Torremejía, y cuya tarjeta recogió. Seguro que lo llaman.