Celso Morga es desde ayer el nuevo arzobispo de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz. El relevo ha tenido lugar una vez que el Papa Francisco ha aceptado la renuncia por motivos de edad de su antecesor, Santiago García Aracil, y ha nombrado oficialmente a Morga, que ya tomó posesión como arzobispo coadjutor de la diócesis pacense en noviembre del año pasado.

Ambos protagonizaron ayer una comparecencia conjunta: García Aracil, que ha pasado a ser obispo emérito, para despedirse y Morga para presentarse como nuevo arzobispo. El primero, tras 11 años como máximo responsable de la archidiócesis, quiso disculparse por los errores que haya podido cometer que, según dijo, siempre han sido "inconscientes", pues "adrede nunca he querido pegar en la cresta a nadie". Aracil dijo entender que existan discrepancias, pero recordó que es al obispo a quien corresponde tomar las decisiones, pero rechazó "los cotilleos y comidillas".

El ya obispo emérito, que se marchará a su tierra natal, Valencia, señaló que sería un error quedarse en la diócesis porque ello podría llevar a "confusiones", aunque aseguró que siempre estará "encardinado" a ella y regresará cuando Morga se lo pida.

Al valorar sus 11 años como arzobispo de Mérida-Badajoz, García Aracil aseguró que lo que más "feliz" le ha hecho en este tiempo ha sido cada vez que ha ordenado a un sacerdote. ¿Se marcha con algo pendiente? "Me queda todo por hacer", respondió tajante.

Por su parte, Celso Morga quiso agradecer la acogida que tanto su antecesor como los sacerdotes y los fieles de la diócesis le han dispensado desde su llegada hace seis meses, tiempo, en el que según dijo, le ha servicio para "aprender". El nuevo arzobispo señaló que el fomento de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada será una de sus prioridades junto a la nueva evangelización, fundamentalmente a través de las familias, prestando especial atención a los "pobres" y a quienes sufren problemas por enfermedad, marginación o la crisis económica.

Sobre la polémica por el "excesivo" gasto en las obras para acondicionar la casa que ocupa Morga en la sede el arzobispado, así como en las acometidas en el seminario, aseguró que carecían de cualquier "fundamento". Defendió la idoneidad de que el arzobispo tenga su residencia --"un piso normal, sin jacuzzi ni otros lujos"-- en el edificio principal y "cerca de la catedral" y subrayó que en todos los casos las actuaciones eran "necesarias", citando como ejemplo el de la nueva biblioteca del seminario --que se inaugurará el 6 de junio--, pues la anterior ponía en riesgo el importante patrimonio que atesora.

En relación a este asunto, Aracil señaló que había sido "cuatro" y no 50 los sacerdotes que expresaron públicamente su malestar por estos gastos, "y ninguno de los protagonistas habló conmigo ni una sola palabra de eso", dijo. "Sin información, se atrevieron a informar manchando la imagen del clero", lamentó.