Saltó al ruedo de Pardaleras una muy manejable corrida del ganadero extremeño Luis Terrón. Toros con cuajo y hechuras propias de su encaste que se movieron, unos más y otros menos, pero en general permitieron el toreo a caballo. Si los rejoneadores hubieran acertado con los rejones de muerte, habrían caído más orejas, pues hicieron méritos.

La mejor actuación de la tarde fue la que abrió corrida. El veterano Joao Moura dió una lección magistral de toreo en una faena pulcra, de gran temple, con un toro de embestida pastueña y rítmica. Tuvo fijeza el de Terrón y Moura realizó el grueso de su obra con Campopequeño.

El segundo destacado, por orden de importancia fue Sergio Galán. Sorprendió el joven jinete con su toreo de frente, sin espectacularidad de cara a la galería, haciéndolo todo muy de verdad. El segundo, que le correspondió a Leonardo Hernández, fue soso y distraído. Consiguió el caballero encelarlo y conectó con los tendidos en una faena en la que destacó un gran par a dos manos. El toro tardó en morir y el público se enfrió.

Fermín Bohórquez tuvo una actuación digna, aunque se le cayeron algunas banderillas, con un toro manejable al que le faltó más empuje. Rui Fernández gustó por su toreo espectacular, en el que enseñó piruetas y rejoneo vistoso, pero no estuvo acertado con el descabello y perdió el premio. Y Andy Cartagena lució su repertorio, pero el toro también tardó en caer.