Los vecinos de Las Vaguadas estuvieron soportando durante años los eternos atascos en dirección al casco urbano en horas punta. Las retenciones eran diarias y habituales hasta tal punto que en aquel tiempo si alguien buscaba vivienda en Badajoz se pensaba muy mucho elegir esta urbanización para domiciliar su futuro, sobre todo si su actividad diaria lo obligaba a salir de casa y volver varias veces en la jornada, por motivos de trabajo, del colegio de los hijos y de las actividades extraescolares. El desdoblamiento de este tramo de la carretera de Valverde, para convertir dos carriles en cuatro y la construcción de rotondas fue una obra de envergadura. No así el asfaltado del camino de La Banasta, que el ayuntamiento acometió con pocos fondos, aun no siendo responsable de habilitar esta infraestructura que no viene dibujada como tal en el plan general urbano. Una decisión acertada permitió que con muy poco se aportase a la ciudad y sobre todo a los vecinos de Las Vaguadas una solución enorme porque supone una alternativa viable de acceso y de salida, que se sigue utilizando tanto o más que la carretera desdoblada.

Ha habido en los últimos años otros ejemplos de soluciones simples con una importante repercusión. Fue el caso también de la prolongación del puente de la Autonomía en dirección a la avenida Padre Tacoronte. Muy pocos metros de asfalto permitireron acortar un gran trecho la trayectoria del tráfico, que se vio muy beneficiado por esta decisión. Como también ocurrió con el arreglo de una parte de Luis Chamizo, que tanto tráfico soporta de vehículos que se dirigen a la Urbanización Guadiana, a El Nevero y al hospital Infanta Cristina. Sumo y sigo. Fueron pocos metros pero el resultado a todas luces satisfactorio, para la prolongación de la avenida del Guadiana en dirección al puente Real, frente a la Torre de Caja Badajoz. Aunque parezca que siempre estuvo así, esta actuación es relativamente reciente.

Ahora el ayuntamiento va a acometer cuatro obras que entre todas no llegan a 60.000 euros y que, sin embargo, van a suponer una solución incalculable en otras cuatro zonas de la ciudad con problemas de aparcamiento. Se trata de adecentar cuatro solares municipales que ya se están utilizando para que los particulares estacionen sus vehículos a riesgo de salir con los bajos recolgando porque no reúnen las condiciones adecuadas. La obra no es complicada porque básicamente consistirá en allanar y señalizar. Pero una vez que se acometa, va a tener consecuencias muy beneficiosas. Que se lo digan a los vecinos de la calle Castillo de Puebla de Alcocer, a los que cada vez cuesta más encontrar un hueco donde aparcar sus coches, pues en el entorno se concentran dos residencias de ancianos, juzgados y un hotel, que atraen a ciudadanos de otros lugares, que necesitan un lugar donde estacionar. El ayuntamiento quiere acondicionar las dos parcelas situadas a ambos lados de la residencia Quavitae. Una decisión tan simple va a aminorar un problema real.

Como también lo es el arreglo de la explanada situada junto a la Biblioteca del Estado, de otra ubicada junto al instituto Bioclimático y la que existe al lado de la nueva comisaría de la Policía Local, detrás de Carrefour. Todas se usan ya como aparcamientos públicos, pero tienen más hoyos que un campo de golf y ahora que parece que se acerca la época de lluvias, se convertirán en verdaderos barrizales. Con muy poca inversión pública, los usuarios van a obtener una enorme rentabilidad. Hay soluciones que dependen mucho más del cómo que del cuánto.