Los siete cachorros de perro que la policía local recogió el domingo por la tarde junto a un contenedor de la calle Viriato, en la barriada de Los Colorines, murieron durante la noche en la clínica veterinaria a la que fueron trasladados. La causa pudo ser que los animales fueran arrebatados a la madre cuando aún no los había empezado a amamantar. «No habían tomado el calostro materno y ya no querían comer, por lo que no han sobrevivido», explicó Carlos Rosa, responsable de Clinivex. Las crías, con apenas un día de vida, fueron abandonadas en una caja de cartón y cuando los agentes las rescataron presentaban hipotermia.

La policía local aún continuaba ayer realizando gestiones para dar con la persona que abandonó a estos siete cachorros, que eran de galgo o cruzados de podenco, por lo que, según el veterinario, todo apunta a que la madre podría ser una perra de caza, cuyo propietario decidió deshacerse de las crías.

Este no fue el único caso de abandono que registró el domingo esta clínica veterinaria. En un solar junto al nuevo cruce de la BA-20, apareció otro perro, cruce de bulldog francés, de unos dos meses, que ya ha sido derivado a una casa de acogida a la espera de encontrarle un hogar definitivo.

También fue localizado otro mastín, éste de algo más de un año, en el parque del Guadiana. El animal no llevaba microchip, aunque sí un collar de adiestramiento, según Rosa, a quien ayer por la mañana no le constaba que ninguna persona lo hubiera reclamado como suyo.