Los pacenses podrán dar el último adiós a Eugenio Sánchez Tijerina, sacerdote del Gurugú y de Cuestas de Orinaza desde hacía 33 años, mañana a las ocho de la tarde en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, la suya. Este sacerdote murió el pasado día 6 de agosto en León, su ciudad natal, de una lesión cerebral, "de forma repentina", afirmó el presidente de los vecinos del Gurugú, Ricardo Cabezas.

El arzobispo de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, oficiará la misa que recordará su memoria y la labor solidaria que realizó en los barrios de Los Colorines, Cuestas de Orinaza, La Luneta y Gurugú.

Entre otras labores, Eugenio Sánchez llevaba a cabo un proyecto con Cáritas dirigido a los niños de los barrios menos favorecidos de la ciudad y con quienes realizaba excursiones, talleres y manualidades. "La gente ha sentido mucho su muerte porque era una persona muy amable y querido por todos", manifestó Cabezas.

Sánchez Tijerina también ayudaba a los toxicómanos en su lucha por dejar la droga; con ellos participaba en el proyecto Vida , para la reinserción de toxicómanos, y también trabajaba en el centro penitenciario. Según Cabezas, para el barrio del Gurugú su vida ha sido un referente porque la ha dedicado a ayudar a los demás, a los más pobres y a los más desfavorecidos.

LEONES

El padre Eugenio Sánchez nació hace 57 años en el Valle de las Casas, en León, y llegó a Badajoz hace 33 años. Actualmente, pertenecía a la comunidad de misioneros Oblatos de María Inmaculada y EL PERIODICO habló con él días antes de su muerte para que informara sobre el proyecto de inserción que tenía pensado llevar a cabo en junio pero que, por problemas de financiación, no se pudo poner en marcha.

Sin embargo, el sacerdote adelantó que volvería a intentar negociar otra vez en septiembre el inicio del proyecto, con la Junta de Extremadura, porque así ayudaría a las familias de las Cuestas de Orinaza a adapatarse a la sociedad para su realojo en diversos barrios de la ciudad, ya que manifestaron sentirse abandonados por las autoridades y la iglesia, algo con lo que Eugenio Sánchez Tijerina pretendía acabar.