Numerosas personas, entre amigos y miembros del mundo de la cultura de la ciudad, acudieron a las 9.30 de la mañana de ayer al crematorio de Badajoz para acompañar a la familia del fotógrafo Antonio Cosme Covarsí, fallecido a los 54 años en el chalet donde vivía con su familia y donde se produjo un terrible incendio que calcinó su cuerpo, en la urbanización El Manantío la madrugada del pasado sábado. Fueron su mujer y una hija, con otros familiares, quienes encontraron la vivienda en llamas e intentaron sofocarlas y abrir una ventana para que saliera, sin lograrlo hasta la llegada de los bomberos.

La familia desconocía ayer el resultado de la autopsia y la esposa de Covarsí, María Jesús Zafrilla, manifestó que tenía la esperanza de que, como le dijo un bombero, "estuviera muerto antes de que se produjera el incendio, y que no haya sufrido nada". Su cuerpo fue hallado en el suelo en una posición que indicaba que se podía haber caído o desvanecido y que no había señales de que hubiera intentado huir o buscar una salida.

Covarsí dejó dicho que quería ser incinerado sin otro tipo de ceremonia y que esparcieran sus cenizas en las encinas del campo donde vivía. Su familia estudia esta posibilidad y la de hacerlo en Lisboa, objeto de su pasión en los últimos tiempos, como la zona de la Raya. Sus amigos también plantearon celebrar una reunión en su recuerdo.

El poeta Angel Campos, amigo y colaborador en varias obras de Antonio Covarsí, leyó un texto del libro que hicieron juntos: Jola , sobre los incendios de San Vicente de Alcántara, lo que llevó a Campos a hacer un paralelismo entre ese libro y su muerte a causa del fuego. También acudieron otros amigos y escritores, como Manuel González, Alvarez-Buiza, Justo Vila, músicos y casi todos los fotógrafos de la ciudad.