TSte discute en los países desarrollados, hablando de cuestiones de patrimonio histórico, si deben considerarse monumento y protegerse ciertos lugares sin valor monumental, arqueológico, etnológico o artístico que, por sus muy especiales características, poseen un significado especial para una sociedad. Me refiero a un caso muy concreto: los campos de batalla. ¿Han de conservarse intactos, para que las generaciones futuras los conozcan? No crean que es una cuestión baladí. Es cuestión de perspectiva y, a veces, de respeto profundo hacia la historia de un país.

En Estados Unidos se están tomando en serio eso con los lugares donde se decidió el futuro de la nación. Dirán que es una bobada y que ellos lo pueden hacer porque tienen muy pocas batallas que conmemorar y mucho terreno. Nosotros hemos tenido tantas batallas en tantas circunstancias históricas distintas que resultaría problemático, pero no me negarán que, a veces, con colocar un monolito no basta. Algunos espacios de muy especial valor debieran protegerse para que, al menos, los paisajes históricos de algunos acontecimientos trascendentales mantuvieran el perfil físico.

Muy cerca de Badajoz tenemos el campo de batalla de La Albuera, la más sangrienta de la Guerra de la Independencia, aunque no la más decisiva. Los últimos años viene produciéndose un movimiento importante para conmemorar el hecho, intentando imitar lo que se hace en otros lugares. Pero, al mismo tiempo, se ha rasgado, literalmente, con una carretera dicho escenario. Quienes planearon la obra es probable que no tuvieran ni idea del sitio por don de cruzaban. Se hicieron excavaciones arqueológicas y se encontraron restos megalíticos y un poblado, que dicen, era de época de los emires de Córdoba. ¿Alguien se planteó un trazado alternativo para no violentar de ese modo un lugar histórico? Lo dudo.

Pero es que el cumplimiento de la Ley de Patrimonio, tal como está, debiera implicar alguna reflexión. Y digo lo mismo del muro del Cementerio Viejo de Badajoz, donde se fusiló a tantos inocentes. Arréglese si hace falta, para evitar su derrumbe. Pero, ¿podría hacerse con un poco de respeto al sitio y al recuerdo de lo ocurrido allí? Estamos a tiempo de incurrir en un sectarismo más.