Cada amanecer encendía velas y rogaba poder reencontrarse con su hijo. Lee Soon celebró durante años el aniversario de boda sola, delante de la única fotografíí que había podido conservar de su esposo. La granja que habían construido sus antepasados quedó abandonada al otro lado de la frontera. Usurpada por desconocidos, a los que no les emocionaba la salida del fruto, el crecimiento del cereal, porque el revoque de las paredes no contenía su sudor. Porque los surcos del huerto recordaban a un niño aprendiendo a utilizar la azada con su abuelo, y cada vaca tenia un nombre que inventaba para ellas su madre y nada de eso formaba parte de su memoria. Sus muertos quedaron en cementerios a los que nadie iría a rezar. Sus amigos desperdigados, entre sí extran jeros. 60 años han pasado desde que las familias fueron amputadas por una decisión política que convirtió a Corea en dos países. Las heridas de la partición entre India y Pakistán, hace 70 años, aún no han cicatrizado. Sobrecogen los rostros contraídos de ancianos desraizados sin remedio, que aúllan de dolor al contar la salida apresurada de sus aldeas acarreando solo unos pocos enseres, desposeídos de cuanto trabajaron, consolando las lágrimas de los pequeños en el tren, al ver alejarse el paisaje de su infancia para siempre. En El Paso, miles de personas se unieron gritando «Abrazos, no muros», en contra de las divisiones que constituyen un anacronismo en este mundo globalizado. Muchos de los que critican por ello al presidente Trump, enarbolan banderas y levantan en su barrio, en su pequeñez, otros muros igualmente excluyentes y dolorosos. Se abrazan los refugiados, los desterrados de hoy, luchando con su emoción, con su amor, contra la cerrazón del mundo. Como lo hicieron otros, rompiéndose la garganta de puro quejido del dolor pasado, de la alegría imposible de vocalizar, aquella noche del 9 de noviembre del 89 en Berlín. Rostropovich tocó la Segunda Suite para violonchelo de Bach. Y con cada acorde de libertad fue cayendo el muro. El mismo que algunos pretenden volver a levantar.