El artista de hip hop Nach (Ignacio Fornés Olmo, Albacete, 1974), con ocho discos en el mercado, se reinventa, se mira al espejo sin dejar de ser rapero y el resultado es un libro de poemas, Hambriento, que ayer presentó en la Feria del Libro de Badajoz. Editado por Planeta, para su autor «ha sido una nueva manera de reencontrarme con la palabra y conmigo mismo, de poner una serie de emociones y de sentimientos sobre el papel que no había hecho nunca». Un proyecto que empezó simplemente como un «desahogo» ha dado como resultado un libro «del que estoy muy orgulloso y del que me cuesta hablar. Es un viaje en el que salgo de casa con ganas de vivir, de descubrir, de alimentarme y en el que encuentro gente nueva, también vivo momentos de soledad y vuelvo a casa». Un viaje resumido en cinco episodios.

Nach ya era poeta antes de lanzarse a publicar un libro. «A mí la palabra poeta se me hace un poco grande, siempre he intentado con mis canciones dar un sentido muy poético a lo que hago e intentar cuidar mucho la palabra y todo lo que expongo, la frase al servicio de la imagen, para que cualquiera que me escuche o me lea, vea esa imagen». Duda: «yo supongo que estoy aún en el camino». Tanto es así que no sabe si habrá un segundo libro.

El primero nació de una necesidad «de contar algo y de expresar algo que tiene que ver con una parte muy íntima y muy profunda mía y de desatar una serie de nudos emocionales que yo tenía». Por eso ahora desconoce si en un futuro volverá a estar en ese mismo proceso «o con esa misma energía». De momento, se queda con este libro. «Ha sido un viaje muy emocionante y me ha servido de terapia, para mirarme en un espejo y reconocerme a mí mismo».

En el libro habla sobre todo de sí mismo, en respuesta a la necesidad de reencontrarse y deja a un lado la denuncia social, aunque contiene algunas referencias. Ha sido una experiencia en la que se ha sentido más libre que cuando compone, porque la música le obliga a adaptarse a una estructura.

Para este artista del hip hop, esta música está permitiendo un reencuentro de los jóvenes con la palabra, “con la auténtica y con la palabra que les sirve, porque los jóvenes necesitan agarrarse a cosas con las que se identifican y les sirvan para su vida». Es más, «mucha gente joven acude a la poesía porque se está dando cuenta de que hay un mundo del que se sienten parte y con el que se pueden identificar». El hip hop ha sido el nexo y «desde la música se han dado cuenta de la fuerza que tienen determinadas palabras para comunicarse y al acudir a la poesía, la han recibido también muy bien», dice.