La construcción de 2.750 viviendas en menos de cinco años en Cerro Gordo va a revolucionar el mercado inmobiliario y parece razonable que frenará el crecimiento irracional del precio de la vivienda en Badajoz. Se trata de un macroproyecto, enorme se mire por donde se mire, desde su inversión (40.000 millones de pesetas) a las infraestructuras que se tendrán que construir.

La pena es que, por mucho que digan lo contrario, será una urbanización a 9 kilómetros de Badajoz: sin duda, una nueva ciudad, que requerirá servicios de todo tipo para sus más de 9.000 habitantes, así como enlaces seguros y asequibles con la capital matriz.

No puedo entender que con la cantidad de suelo que existe, a simple vista, dentro de Badajoz y en su entorno próximo, por el empecinamiento de los gobernantes de dos administraciones no se hayan puesto de acuerdo para encontrar un lugar más próximo que beneficiaría a los futuros habitantes del Nuevo Badajoz y a los que nos quedemos en esta parte. Si esas 9.000 personas vivieran dentro de Badajoz, la ciudad crecería para todos sus habitantes. Siempre hay quien sale ganando en la lucha política: esta vez una promotora privada.