Un joven en silla de ruedas se dirige solo hacia el cementerio, cuyos olmos ya se ven a lo lejos en la primera imagen. Al llegar llora junto a una tumba. Allí ha dejado a sus amigos, a los que la noche fatídica del accidente advirtió del peligro de consumir alcohol si querían coger el coche. El era el único que no bebía y fue el único que sobrevivió.

Este es el guión Vidas Inocentes , uno de los cinco cortometrajes que han participado en el primer certamen Corta el mal rollo, que ha organizado NNGG y entre los que han sido seleccionados tres: Vidas inocentes , de José Antonio Guerra, Un fin de semana cualquiera , de Pablo Gil, y Aprende a decir No , de Alvaro Trianes. Los guiones inciden en mostrar de forma clara y contundente los efectos nocivos del consumo de alcohol y de drogas.

La intención de NNGG, según anunció ayer su presidente, Juan Parejo, es llevar ahora estos trabajos a los colegios e institutos para que sus alumnos puedan verlos, así como también se los presentarán a los responsables de los dos multicines de Badajoz, para que se proyecten. El fin de la campaña, explicó, es la sensibilización y prevención sobre las consecuencias del botellón y el ocio nocturno.