Durante toda la noche y a pesar de la lluvia, hubo carnavaleros --aunque pocos-- esperando en la puerta del teatro López de Ayala con el objetivo de comprar entradas para la semifinal del concurso de murgas, que empezó anoche. Cuando se abrieron las taquillas a las nueve de la mañana no llegaban a un centenar y aunque el goteo de público fue continuo a lo largo de todo el día, no hubo que guardar largas colas, para sorpresa de quienes llegaban a la puerta del teatro, y comprobaban que con solo esperar un rato podrían adquirir sus localidades, y hasta elegir número de asiento. Nada que ver con el año pasado, cuando incluso tuvo que intervenir la policía para poner orden. En previsión de los tumultos de años anteriores, se abrieron dos taquillas, pero no fueron necesarias, porque hora y media, cerró una de ellas.

Francisco Morillo, de La Murga del Parke, fue el primero en comprar sus entradas. Se puso ante la fachada del teatro a las ocho de la tarde del día anterior. Esperó 13 horas. Este año se había limitado la venta a dos entradas por persona, pero como apenas había gente, muchos se pusieron varias veces en la fila, hasta conseguir todas las localidades que querían, una posibilidad impensable en ediciones anteriores. Un grupo de seguidores de Los Auténticos Coplillas compraron 25. Llegaron a las ocho de la mañana y en dos horas las tenían en la mano. "Este año fenomenal, muy bien organizado", comentaba María José Sillero. Su hermana, Fermina, se había venido desde Peraleda, a 200 kilómetros, "como este año estaban limitadas las entradas, me llamaron porque no había colas y me he venido pronto". Pepi Macías llegó a las nueve y sólo había 15 personas. En apenas hora y media tenía sus entradas.