A los 13 años dio su primer concierto en Badajoz; un año después actuó en Madrid; y a los 18 ya había viajado con su guitarra a Australia. Fue aplaudido en teatros de medio mundo por el público y la crítica, aunque primero la guerra civil y, después, la Segunda Guerra Mundial, alejaron al guitarrista pacense Angel Iglesias de Extremadura y de España.

Su vida y su obra regresaron ayer a su tierra, treinta años después de su muerte, a través de las palabras de Fernando Bermejo y Jacinto Sánchez. Ambos, autores de un libro sobre este artista nacido en la calle Dosma en 1916, ofrecieron una conferencia en el salón de plenos de la diputación como homenaje al guitarrista, un desconocido para sus paisanos porque su trayectoria profesional se desarrolló fuera de España y "porque durante el régimen franquista, aunque él intenta venir, ya hay otros guitarristas que tienen copados los conciertos", explicó Sánchez.

El coautor del libro recordó que en el 47 "dio un concierto en Madrid y los falangistas intentaron boicotearlo. Entonces vio que no tenía salida en España, que además culturalmente era un país más atrasado en comparación a los países europeos donde él había trabajado, por lo que regresa".

Al homenaje, que continuará hoy con un concierto, asistieron el hijo del guitarrista, Miguel Angel Ferrera (el artista escogió su segundo apellido como nombre artístico), Valerie Duchateau, su alumna cuando tenía 9 años, y Erling Moldrup, alumno de segunda generación. "Vivir estos momentos es muy importante para mí", dijo su hijo, quien recordó que este es el primer reconocimiento que su padre recibe en España y mostró su orgullo porque sea en su ciudad natal.

La Asociación de Guitarra Clásica de Extremadura, Aguinex, impulsora del acto, pretende que éste solo sea el primer paso para recuperar la figura del guitarrista pacense, cuya obra pretenden reeditar y cuyas composiciones confían que se interpreten en los conservatorios extremeños.