Cristino Portalo Tena lleva 14 años en la catedral de Badajoz. Su cargo es el de puntador, que consiste en llevar el control de las faltas y asistencias a los rezos canónicos, misas y otras funciones.

¿Conoce cada rincón?

-- A fondo. El edificio y el contenido. Fue un reto que me propuse, porque en siglos pasados consta en las actas que ya se quiso saber qué había dentro del templo, pero nadie se comprometió a averiguarlo.

¿Alberga muchos tesoros?

-- Muchísimos. Fui averiguando y me fui entusiasmando. Están la gran lámpara, con 3.750 kilos de peso, más de 7 metros de altura y 102 brazos, el retablo del Altar Mayor, la rejería, la sillería del coro y otros muchos.

¿Cree que puede tener envidia a otras catedrales?

-- No creo, porque cuando se conoce, se admira. Muchos de los que nos visitan se van gratamente sorprendidos.

¿Qué hay que hacer para poder casarse aquí?

-- Sólo hay que encontrar hora, porque este año está todo cubierto y también el próximo.

¿Es éste un buen refugio?

-- En sentido material, porque en verano se está muy fresco y, en el espiritual, es de las catedrales que conozco donde se puede estar con más recogimiento.