-La recuperación de la Memoria Histórica se ha convertido en uno de los puntos más candentes y en algunos casos controvertidos. ¿Cómo valora la acogida que ha tenido la propuesta de la diputación?

-A la derecha no le gusta que le toquen a ninguno de los suyos. Y cuando decidimos que la Ley de Memoria Histórica, que está en vigor y a mí me gusta cumplir todas las leyes, iba a ser cumplida, empezaron a removerse porque temen, como herederos en parte del franquismo que son, que toquen a los suyos y como no pueden defender el franquismo por ser incorrecto, deciden hacer una cruzada contra el presidente de la Diputación de Badajoz, que no ha prohibido nada.

-¿Qué ha hecho?

-Lo que ha hecho, en su plan estratégico de subvenciones, es poner en valor una ley que impulsa el sentimiento democrático, y de esa forma generaciones futuras no tendrán que encontrarse en nuestras calles a personajes siniestros de nuestra historia. No es de recibo, para una sociedad democrática, que aún haya calles con el nombre de generalísimo. Como la derecha no puede defender eso, me ataca a mí. La Ley de Memoria Histórica, que durante 4 años el PP no derogó, hemos podido constatar que la inmensa mayoría de alcaldes, también del PP, la van a cumplir. Porque en ese partido conviven dos almas, una de valores democráticos y otra de los que se van a cenar para que les den el título de caballero de honor de Franco. Esas contradicciones les obliga a hacer equilibrios que a veces saltan como le ha ocurrido al alcalde de Badajoz, que mantiene una pedanía que se llama Villafranco. No obstante, la acogida está siendo muy positiva. Cuando salgan los datos de la comisión de expertos va a sorprender por la gran acogida que tiene, salvo algunos nostálgicos. En todo caso, las subvenciones de la diputación son convocatorias a las que uno se presenta de forma voluntaria y si concurres tienes que cumplir los requisitos.

-El Ayuntamiento de Badajoz ya ha dicho que la diputación no juzgará su política en este sentido, ¿afectará a sus pedanías?

-Lo de Villafranco y Guadiana del Caudillo solo pasa en España, como lo de Puigdemont. En ningún país democrático avanzado ocurre que un representante al Estado viole la Constitución, se fugue e intente gobernar, como ocurre que haya municipios que quieran seguir poniendo en valor a un dictador. En Alemania o Italia sería impensable, y aquí el alcalde de Badajoz y el de Guadiana defienden a Franco cuando no quieren quitar esas calles. Entiendo que la dictadura fuera positiva para una parte de la sociedad, pero es que a otra parte la reprimió. Las personas que defienden los valores democráticos lo que intentan es pasar página, y aquí no ocurre, porque se sigue manteniendo en el callejero al general Yagüe, a Franco, o los grupos de José Antonio. Si lo quiere mantener, manténgalo, pero en esta institución no tiene cabida.

-¿Por qué solo se ha dado confrontación en Badajoz, en el resto de la provincia ha pasado desapercibido?

-En el Ayuntamiento de Badajoz han mentido al decir que la diputación exige quitar calles; la diputación nunca ha exigido nada, solo ha informado de la existencia de esas calles, pero la decisión de cambiarlas o mantenerlas es solo del ayuntamiento.

-La Iglesia es una de la instituciones que tendrá que hacer cambios en algunos elementos, pero usted dijo que se entendería con el arzobispado y acaba de anunciar 200.000 euros para rehabilitar patrimonio de la iglesia. ¿No será entonces un problema? ¿Ha mostrado la Iglesia su voluntad de colaborar?

-Absolutamente. La Iglesia ha mostrado con claridad ese compromiso y debo agradecer al arzobispo Celso Morga que haya sido tan fácil llegar a un convenio que beneficiará a la ciudadanía. En cualquier caso, esto no fue en ningún momento punto de confrontación con la Iglesia. Se comprometen a eliminar todos los vestigios que existan. La Archidiócesis apuesta por los valores democráticos. La apuesta por la dictadura es solo en algunos ayuntamientos del PP. En el PP queda todavía una parte importante con nostalgia del franquismo. Muchos de sus miembros son hijos o nietos de ministros, gobernadores civiles que estuvieron con la dictadura; otra gran parte apuesta decididamente por la democracia. Por eso Ciudadanos, una derecha europea y democrática que entiende que hay que resolver este asunto, supone un problema para el PP, porque frente a una derecha nostálgica, antigua y corrupta, está ésta otra. Estoy convencido de que al final los municipios con vestigios se contarán con los dedos de una mano. Y hasta sobrarán dedos.