Ocho familias al menos han abandonado sus casas en Los Colorines en las dos últimas semanas, "porque ya no aguantaban más el clima de violencia", confirmó ayer el presidente de la asociación de vecinos del Gurugú --que engloba estas viviendas--, Ricardo Cabezas. Este también señaló que los vecinos que se quedan "están muy esperanzados con el resultado de la reunión de todas las administraciones", celebrada el pasado día 23 en la Delegación del Gobierno.

Esas ocho familias no esperaron a que se celebrara dicha reunión y abandonaron las casas con parte de sus pertenencias, para irse a vivir con familiares a otras zona de la ciudad "porque no soportaban más la tensión de no poder ir a la compra, o que sus hijos jugaran en la calle".

Entre esos casos, destaca el de una mujer y su hijo que fueron agredidos en su propia casa para robar". Y el de un hombre mayor al que "le quemaron la vivienda, y se ha tenido ir a una residencia de la Junta". Con estas agresiones, señaló Cabezas, "hay gente que pretende que se vayan los vecinos para meterse ellos en sus casas". Pero no hay denuncias. También por una razón conocida: miedo a las represalias.

Esta situación se puso de manifiesto en la citada reunión, a la que asistieron la delegada del Gobierno, las consejera de Fomento y de Bienestar Social, el alcalde y dos tenientes de alcalde, el jefe superior de Policía y representantes de los vecinos.

TEMOR A LAS REPRESALIAS Cuando el jefe de policía expuso el bajo índice de denuncias en esa zona, los vecinos explicaron que la razón es que nadie se atreve porque teme ser agredido.

Sin embargo, el resultado de la reunión llevó un poco de esperanza a los vecinos que permanecen en el barrio. El hecho de "que les escucharan", y que se reunieran las administraciones, "les ha dado fuerzas para esperar soluciones". Pero no saben si seguirá el goteo de familias que se van por su cuenta y riesgo.

Ricardo Cabezas afirmó que, si bien hasta la segunda quincena de enero no se expondrán ideas, recursos y soluciones, "lo que sí se ha visto mejorada ahora es la vigilancia, hay más presencia policial y eso da una cierta sensación de más seguridad". Por lo demás, todo sigue igual.

Cabezas explicó que la reunión fue propiciada por el propio presidente de la Junta, al que se dirigieron, después de la marcha de esas familias, y quien les respondió al día siguiente que era un problema que le preocupaba. "Esa misma tarde nos mandó otro correo a la asociación de vecinos diciendo el día y la hora de la reunión". Ahora, Bienestar Social hará un estudio sociológico de la zona para determinar los problemas y posibles soluciones".