Mañana de invierno. Olivenza tiene algo de capital báltica. Atraco en su puerto (limpio). Tan limpia como una capital báltica, tan en paz como un mar de encinas. Olivenza, desnuda y fresca, entregada al toro. Olivenza y los oliventinos. Doce horas, jueves, (ayer) se inaugura la feria. Municipales como mariscales. De aparcamientos mal, ¡qué cruz! Las autoridades esperando a pie de carpa. Revolotea un helicóptero sobre nuestras cabezas. ¿Vendrá en él el mandamás? Ahora que el rey recibe a cañonazos, bien pudiera ser que Vara acabara convertido en aquel hombre del Tulipán de nuestra niñez. ¿Se lo imaginan? Al final ni paracaídas, ni escalera, ni amerizaje (mar de encinas, ya saben). A su hora, socorrido coche oficial. Los niños de la edad provecta se le arremolinan, y la boca oscura de la carpa se traga la cohorte como un sumidero el agua. Les pierdo el paso y giro los cuartos de la feria en sentido contrario al poder. Saludo a Jacinto Alcón. Niño grande. Expone. Le pregunto por su padre y la emoción le asoma en los ojos. Por Don Jacinto tengo yo un hondo respeto, el que merecen los cabales del toro.

Navajas, tijeras, cuchillos… Para cuando me compre el cortijo le pido la tarjeta al taxidermista. Cabezas de toro para salones de tronío. Veo uno que me tumba el sentido. Un cárdeno de ensueño. Y veo la chimenea, el brandy, el libro… y el toro. ¡Ay,… si yo tuviera un cortijo! Sigo. Carteras (nacionales), coderas con chaqueta, gorras para el tentadero y otro taxidermista. Ramón Rocha y Berna Píriz, ni juntos, ni revueltos.

El salón a reventar. Seis tiros de cámara. Habla el alcalde; cetrino, de barba cerrada y negra como la noche. No me extraña que prefiera los ternos claros. A su lado, sentados, esperan turno los otros dos acartelados: Gallardo y Vara. Repiten la falsedad de Olivenza como primera feria de la temporada. No hace falta recurrir a la falsedad del tópico. Olivenza es más que eso. No es la primera, es más, es la primera grande. Vara, sobrado de oficio, en faena corta, pero meritoria. A favor de corriente, pero sin taparse. Arte, tradición y cultura,… Tauromaquia. Sin más, porque más no cabe. Menos complejos y más verdad. La tauromaquia se defiende sola, como el aire que respiramos o el beso en los labios.

Lo comento con María Ortiz, mi directora en Onda Cero. Mientras las autoridades recorren la carpa, María y yo, nos vamos a comprar sartenes, que las hay. Una exposición del difunto Canito que en gloria esté, el tío de las anchoas de Santoña (que este año trae mejillones de ración), quesos payoyos, el aire de la sierra gaditana y Jesús Ortiz que ve más que habla.

De vuelta al vino español me topo con mi entrañable Emilio Vázquez y con Carlos Fajardo, poncista declarado. A la exaltación a los altares de la tauromaquia del torero de Chiva viene a sumarse Ángel Freixinet, Delegado de Defensa. Buen aficionado, de uniforme y de paisano. Charlo con uno que conozco y con dos que no. Hago un aparte con el presidente, que aquí no hay más presidente que el que se sube al palco de la plaza, Antonio Mesa. Oliventino del viejo tronco de la encina. Le pregunto cómo lo lleva. Le noto envuelto en la calma de los valientes. Muchos años de callejón en la Maestranza. Hablamos del Badajoz, del Viejo Vivero, de su corazón blanquinegro y del ‘Conguito’ y los 1430. Pero esa ya es otra historia. ¡Suerte Don Antonio!

Con Javier González, canario magnífico, otro oliventino de vocación, charlo de puros. Ya los tengo escogidos, él también. Este año entra un Flor Dominicana, la nueva vitola de la casa, el Andalusian Bull (olé qué arte tienen en la Domicana), y un lonsdale torcido ante mí, en una de esas catas maravillosas que organiza otro buen aficionado, a los puros y a los toros, el estanquero Jerónimo Conejo. ¡Buenos humos! ¡Buena feria!

Son casi las dos. Hora de cambiar de aires. Calor. Ni una nube. Miro el teléfono, me llega una triste noticia. El novillero Juan Carlos Carballo deja los toros, se retira casi sin empezar. Una portagayola en Las Ventas ha tenido la culpa. Lo siento y mucho. Iba para torero importante. Torero,… ¡qué palabra tan honda, tan cuesta arriba! Ojalá haya vuelta atrás.

Mañana (hoy para ustedes lectores) llegan los de Vitoria, mi gente vitoriana, los de Vitauri: Josu, Jero, Chato, Rafa, Luis, Ramón,… Y los de Zamora, y los sevillanos,…

Olivenza, capital del toro, año XXVII, día uno.