TSte acercaba el aniversario de la riada y los vecinos de Pardaleras miraban con recelo la suciedad acumulada en el cauce del Rivillas. El 21 de octubre del año pasado, en una visita a las obras del nuevo colector de Suerte de Saavedra con la delegada del Gobierno, el alcalde, Francisco Javier Fragoso, manifestó, en respuesta a preguntas de los medios de comunicación, que el ayuntamiento llevaba "más de un mes trabajando en el tema" y se mostró convencido de que "en breve plazo" se empezaría a limpiar. Han pasado diez meses desde que aquellas palabras fueron pronunciadas. Diez meses hasta que las máquinas han entrado para arrastrar toda la porquería acumulada y la espesa vegetación que ha ido creciendo sin control y que sirve de cobijo a roedores, reptiles e insectos.

Pero las quejas eran anteriores. Años llevaban los vecinos alertando de los riesgos de este abandono y lamentándose con pena de que nadie pusiese una solución. Tal era la desesperación, que cinco colectivos (entre ellos cuatro asociaciones de vecinos y la Cívica) se pusieron de acuerdo y denunciaron a principios de este mes los hechos ante la Consejería de Sanidad alegando insalubridad. No hay más que darse una vuelta por los parques del Rivillas y el Calamón para comprobar la dejadez en la que se han convertido sus cauces. Mientras en los despachos se tapaban los ojos, junto a los arroyos había que taparse la nariz.

El olor pestilente es una prueba evidente e irrefutable del abandono. Meses y meses hasta que el ayuntamiento ha dado con la solución. Porque sea o no sea la administración local la responsable del mantenimiento de estos cauces, es al ayuntamiento al que se dirigen los ciudadanos para exigir que resuelva los problemas del lugar en el que viven. Y si sus gobernantes más próximos no tienen capacidad de decisión en este tema, ellos tienen que exigir a quien competa que tome cartas en un asunto de su incumbencia. De momento, aunque con demasiado retraso y tras continuas y reiteradas quejas, va a ser la empresa pública Acuaes la que corra con las gestiones y los gastos de la limpieza, por un acuerdo con el ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Pero no sabemos si el contrato es de por vida.

En estos momentos Acuaes está en Badajoz acometiendo las obras de instalación del colector en la margen izquierda del río. Desconocemos qué pasará mañana. Como bien se ha preguntado el grupo municipal socialista, habrá que definir quién se encarga de mantener limpios los cauces de los arroyos. La clave está en el mantenimiento y en no dejar que de nuevo prolifere la vegetación de forma descontrolada. En el ayuntamiento están por menear poco el asunto, pues se temen que con la ley en una mano y sentencias en la otra, al final sea la administración municipal la que cargue con el muerto. No están sus arcas para tener que asumir semejante gasto, no sólo ya el de los arroyos, sino también el de la limpieza del río Guadiana en todo el tramo urbano, que debe ser bastante oneroso y difícilmente asumible.

Después de haber sufrido una tragedia con más de 20 muertos y de haberse consumado una obra de ingeniería de envergadura para el encauzamiento de los arroyos, sería injustificable que las partes implicadas no consigan llegar a un acuerdo que clarifique definitivamente a quién compete su mantenimiento, con la obligación de asumirlo sin que nadie tenga que recordárselo periódicamente. Olería muy mal.