Un amigo me comentaba su temor de que Badajoz se convierta en un Estado policial, a la vista de los continuos controles que las últimas semanas se están viendo en la calle por parte de la Policía Local de todo tipo de incumplimientos: de motoristas que no llevan casco, de aparcacoches ilegales, de limpiaparabrisas, de quienes ejercen la mendicidad, de los que realizan obras sin licencia, de los bares que dejan de noche los veladores en la calle, de la venta ambulante y de todos aquellos que incumplen las ordenanzas municipales. Paralelamente, este incremento de denuncias ha coincidido con un cambio en la política informativa del ayuntamiento, que se caracteriza por una mayor transparencia sobre las actuaciones policiales. El resultado es que cada mañana, al abrir el periódico o escuchar un informativo el ciudadano pacense comprueba que todos los días hay denuncias contra quienes no respetan las normas que, por otra parte, no se han aprobado ahora, sino que llevan mucho tiempo en vigor y que, a la vista del resultado, no se estaban haciendo cumplir con todo el rigor. Sea como sea, no hay que tener temor sino ser más cívicos y que la policía haga su labor, sin excederse.