Los pacenses demuestran tener cada vez más interés en conocer el patrimonio y la historia de la ciudad en la que viven, como se demuestra con la gran afluencia de personas que participan en las dos citas mensuales de la Oficina de Atención al Visitante, de las Casas Mudéjares, de la Concejalía de Turismo, en las que según el técnico de dicha entidad, Carlos Sánchez, «siempre hay un porcentaje de visitantes que son de fuera, que están de vacaciones o de paso y acuden a la convocatoria, pero son sobre vecinos de Badajoz los que constituyen el grueso de los grupos que participan en las visitas guiadas». Sánchez afirmó a este diario que «la gente no solo quiere saber, sino también comprender, por qué son las cosas son como son, y cómo se hicieron, u ocurrieron».

De nuevo, ayer, un nutrido grupo de pacenses en su mayoría, pero también ciudadanos de otros lugares de España, realizaron una visita guiada organizada de forma extraordinaria, al baluarte de Trinidad. Es la primera que tiene lugar tras concluir los trabajos de restauración, reforma y rehabilitación llevados a cabo para poner en valor este tramo del sistema defensivo de la ciudad, el baluarte de Trinidad, un elemento de la muralla moderna en cuyo interior ha quedado al descubierto un tramo, el único existente por el momento, de la muralla medieval de Badajoz, que «ahora se puede ver y tocar».

Realmente, a juzgar por los comentarios y las preguntas de los asistentes, había y hay verdadero interés por conocer e inspeccionar los elementos emblemáticos de la identidad de Badajoz, que Sánchez identificó como «el río, la frontera y lo militar con sus sistemas defensivos». Y por lo que se hace en ellos y con ellos. De ahí la importancia del monumento, que enlaza con la alcazaba junto a la Puerta del Alpendiz, recientemente abierta, y con parte del trazado de la muralla medieval.

La visita al baluarte de Trinidad, que debe su nombre al convento trinitario que existía en su interior hasta su derribo a principio de los años 30, desvela que «la polémica sobre ésta y otras partes de la muralla no es algo nuevo, se daba incluso antes de construirla entre los ingenieros militares que debatían sobre la idoneidad de su ubicación, el modo y modelo de construcción, y porque al ser una de la entradas principales a la ciudad, desde el Este, vino a condicionar el trazado y la estructura del resto del sistema defensivo de la ciudad.

Sánchez explicó la historia y la evolución del baluarte y la puerta del mismo nombre, sus elementos y funciones, así como su conexión con el urbanismo y la actividad de la ciudad, desde el siglo XVII hasta hoy, con hitos como la visita de Felipe II para la doble boda hispanoportuguesa, la Guerra de Sucesión, la de la Independencia, o la civil del 36.

Tras subir al adarve de la puerta para tener una panorámica de la zona restaurada, el técnico señaló que la actuación era necesaria por el riesgo de derrumbe, y que se optó por un talud en una parte, para darle seguridad, y por un muro de contención en la otra, porque, a pesar de las polémicas existentes, «técnicamente era la única solución posible si se querían mantener al descubierto los restos de muralla medieval, hoy uno de los hallazgos arqueológicos más valiosos de la ciudad, y que no se cayeran los muros». Además, mostró otros elementos recuperados como las garitas, el adarve, las cañoneras, el pozo de escucha, anotaciones en piedras, la parte del lienzo derecho, en el exterior, donde los bombardeos ingleses abrieron una brecha.