El alumno de la Escuela del Patronato de Tauromaquia de la Diputación Provincial de Badajoz, Paco Chavez, triunfa en su debut con picadores saliendo a hombros de la plaza en una entretenida novillada en la que los también pacenses, Manuel Larios y Julio Parejo cortaron sendas orejas. Se lidiaron seis novillos-toros de los Herederos de Bernardino Píriz, de Olivenza, muy bien presentados, bravos, nobles y con recorrido, siendo aplaudido en el arrastre el primero, segundo, tercero y cuarto mientras que el quinto fue pitado por unas 4.500 personas que ocuparon poco más de un tercio de la plaza.

Julio Parejo: Saludos. Una oreja.

Manuel Larios: Una oreja. Saludos.

Paco Chavez: Una oreja. Una oreja. Comentario:

Julio Parejo manejó bien el capote, lanceando con suavidad a un toro de recorrido corto y dulzón, cualidad que aprovechó el torero para meterlo en la muleta con elegancia, ofreciendo series largas y engarzadas con ambas manos, en las que colaboró la calidad del novillo.

Con mucha torería metió al cuarto de la tarde en la bamba de su muleta y aprovechando la nobleza del astado cuajó una faena con entusiasmo pero un tanto precipitada, lo que no impidió que el público le jaleara y aunque tardó en matar, el presidente le concedió una oreja. Manuel Larios se encontró a un novillo bronco, acosón y molesto al que se enfrentó con cierto relajo y poco temple, debido a la agresividad del novillo que no le dejó centrarse. Aún así el debutante apuntó buenas maneras fundamentalmente en las últimas tandas a las que llegó insistiendo.

El quinto de la tarde resultó áspero y complicado, originando cierto desconcierto entre la cuadrilla de subalternos, a los que acudían oleadas poniéndolos en apuros.

Con este hándicap, Larios no pudo superar las asperezas y el peligro que le presentaba el astado por lo que tuvo que quitárselo del medio de inmediato. Paco Chávez banderilleó con lucimiento al tercero de la tarde, un novillo noble y con recorrido con el que ofreció series largas y templadas fundamentalmente con la mano izquierda, arrancando música y aplausos unánimes del público. Su temple impactó y el muchacho gustó.

Con el que cerró plaza, el torero pacense volvió a lucirse en banderillas, lucimiento que no pudo hacer extensivo el último tercio debido a que el astado embistió con fuerza entre las tablas dándose un fuerte golpe que descoordinó sus movimientos hasta el extremo de que apenas pudo mantenerse en pie. Ante esto, el novillero se limitó a despacharlo con acierto.