Paco Mora ha bailado en México, en Colombia, en Toronto. Ha derrochado arte junto al bailaor Igor Yebra o Aída Gómez con la que ha co-protagonizado 'Salomé' de Carlos Saura. También ha montado espectáculos, ha participado en anuncios de televisión y como artista y coreógrafo también montó su propia compañía, pero quizás al reto más importante al que se haya enfrentado Paco Mora haya sido el de bailar, en el escenario de la vida, con el compañero más complicado: el cáncer. Le mantuvo alejado de los escenarios durante dos años en los que aprendió como él mismo nos dice, en este encuentro en el centro de Badajoz, 'que la vida es un camino' y que él 'es siempre lo más importante'.

--Paco, ¿qué le ha enseñado el cáncer?

--Me ha enseñado apreciar el sabor del agua, disfrutar de los momentos sin prisas. Lo que hoy no pueda hacer, lo haré mañana y la única parte triste que me ha enseñado es que no encuentras a tu lado a quienes esperas pero por el contrario están quienes tienen que estar. Realmente no sólo soy un privilegiado de estar aquí para contarlo sino que considero que tengo una obligación como artista y como enfermo, de contar que se puede salir, que se puede superar. Creo que en mí está el poder hacer todo lo que esté en mi mano para aportar, ayudar o concienciar de lo que esta enfermedad significa. Haberlo superado no es sino haber aprendido que era mucho más capaz de lo que imaginaba. Quiero ir de la mano del cáncer para decir yo si pude. Es como una carta de presentación para decir: yo sigo aquí y quiero contarlo. Creo que es algo necesario para todo aquél que lo está viviendo en este momento., de ahí por ejemplo, mi coreografía Esperanza . También aprendí otra cosa importante y es que es cierto que la familia lo sufre, lo llora y lo siente pero nunca comparable con el enfermo, el enfermo es el que tiene el billete de ida y eso sólo tiene una sensación y una necesidad: luchar por el cambio de la fecha de ese viaje que todos esperamos hacer lo más tarde posible.

--¿Ha cambiado su forma de entender el arte tras esos años de convalecencia?

--No, realmente el arte sigue siéndolo ya sea desde un patio de butacas o desde una cama de hospital. Quizás me cambió la manera de disfrutarlo y que cuando no lo disfruto no me interesa el arte, sea cuál sea su procedencia. Me negué durante dos años a escuchar y/o ver flamenco. Todo lo que sonaba a flamenco me dolía y cuando dejó de dolerme volví a los escenarios.

--Actor, coreógrafo, bailaor, ¿cuál Paco Mora te llena más?

--Todos se complementan. Empecé a estudiar arte dramático para ahondar más en mi faceta como bailarín/bailaor. Lo que más libre me hace sentir es ser bailaor pero cada uno de ellos lleva una parte del otro. Lo que más me enorgullece ver es una coreografía mía desde la mesa del técnico de luces y sonido.

--Siempre investigando, estudiando, ¿ha encontrado lo que busca?

--¡No!, si no estaría muerto. Cada día es una nueva experiencia una nueva búsqueda, un nuevo encuentro. Mis alumnos me enseñan cada día, también el día a día: el frutero, el vecino, mi madre..., sigo buscando.

--Ha participado a raíz de su intervención en la película 'Salomé' de Carlos Saura de presentaciones en Festivales de Cine como el de Valladolid, Bruselas o Miami, ¿qué se siente en la alfombra roja?

--Siento, ¡que a ver a quién le toca limpiarla luego! La más hermosa de todas fue, cómo no, la del Festival de Cine de Málaga. Hacer esa alfombra roja para homenajear al genio Saura fue un placer.

--Volvió a repetir con Caros Saura y Aída Gómez en 'Wallada' y en 'Iberia'. ¿Cómo describe esa experiencia?

--Carlos es una fuente constante de inspiración de sabiduría, coincida las veces que coincida siempre será una nueva experiencia y brutal. Aída Gómez fue mi diva, mi maestra, mi jefa y mi amiga en este orden, tras 'Iberia' sigue siendo mi diva.

--¿El cine puede captar el pellizco del arte?

--No, puede plasmar una mirada, un algo que queda eterno pero el pellizco del arte es momentáneo, único e irrepetible. El cine sólo te permite dejar claro que en aquél momento se vivió, se sintió. Vivirlo sólo fue en aquél momento. Si volviera a hacer cualquiera de mis personajes que he hecho en el cine o la televisión, hoy serían distintos.

--¿Qué le ha dado y le ha quitado Málaga, su ciudad natal?

--¡Uf, pregunta dura! Me dio el entorno en el que me inspiré, me da el aire cuando me siento ahogado. Me ha quitado el sueño, las ganas y la pasión, me ha regalado volver a intentarlo. Tengo pendientes asignaturas allí pero a pesar de todo fui el director del espectáculo 'Málaga', espectáculo bandera de la primera Bienal 'Málaga en Flamenco' en 2005. Eso ya queda en la historia de mi ciudad. Llevo con orgullo mi tierra pero hoy soy extremeño. Uno es de donde pace no de donde nace.

--¿Y qué le ha aportado Extremadura?

--Nuevo campo, nuevo aire, metas nuevas. Intenciones de aportar, de entregar, de regalar lo que sé y abrirme los poros para entender y empaparme de su sabiduría y su profundidad olvidada. Ganas tremendas de llevarla al mundo. Mis inicios fueron en mi tierra, mi carrera la desarrollé en Madrid, ¿por qué no Extremadura para asentar mi madurez como artista y mi Málaga para mojarme los pies paseando por una playa cualquiera?

--¿Qué es 1, 2 y 3 Flamenco?

--Una ilusión que se hizo realidad: conseguir que el flamenco entre en las escuelas como asignatura, al menos optativa. Un proyecto que nació para los niños de Extremadura y que empecé el año pasado presentando un proyecto a los colegios para introducir este arte en las escuelas, desde la perspectiva lúdica y al mismo tiempo desde la enseñanza. El año pasado pasaron por mis manos 1.322 niños en unos colegios seleccionados en Badajoz y algunos de la provincia, de esos niños el 26% quería o tenía interés por el flamenco. Ahora queda que las instituciones me sigan abriendo las puertas como hasta ahora y esperar que podamos seguir ofertándolo en el resto de la provincia y Extremadura entera. El flamenco tiene que crear nuevos aficionados, formarlos y mimarlos y esos están en los colegios. Ahí lo dejo. Las instituciones deben estar unidas por un mismo fin: la difusión y cercanía del flamenco.

--Ahora trabaja en un nuevo proyecto en el Centro de Ocio Contemporáneo, COC de Badajoz, ¿qué Paco Mora encontramos ahí?

--Un Paco Mora docente con intenciones de enseñar a entender el flamenco, sin pretensiones de cátedra sino con lecciones de disfrutar y sentir el flamenco desde su esencia y comienzo. Niños, adultos, profesionales todos nos enseñaremos juntos en una clase. Yo sigo siendo alumno, y les enseño eso desde el primer día metas cortas porque el flamenco es inagotable.

--¿Tiene algún sueño por cumplir en esta tierra?

--Tengo muchos, principalmente ser feliz. Encontré el amor y ese es mi motivo, mi fuerza y mi ilusión constante. Mi sueño es trasladar lo que he descubierto de esta tierra y su arte al mundo, si mi trayectoria, mis puertas y mi conocimiento pueden estar al servicio de ella, aquí lo entrego. Mi sueño es que Extremadura y su arte y artistas se unan con un fin común: la exportación de arte como moneda de cambio a España y el mundo. Ahora voy a México a dar unos talleres, conferencias y actuación a través de la Universidad Mexicana (UNAM), y mis ponencias son 'Extremadura, tierra flamenca', y mis talleres son sobre los Tangos Extremeños y Jaleos. Lo que en mi mano esté ahí se lo entregaré. Extremadura no es sólo tierra de Jamones, es mucho más: el jamón aquí sabe a arte, se respira.

--¿Cuanto pesa el actor sobre el artista?

--No pesa, lo sobrelleva, lo hace comedido. El artista es inmenso, vuela, sueña, flota, el actor le pone límites.

--Ha participado en anuncios de televisión como atún 'Calvo', 'Fanta', ¿cómo ha sido 'actuar' bajo la dirección de consagrados como Chus Gutiérrez o Manuel Gómez Pereira?

--¡Uf, hace años ya! Me aportaron conocimientos del medio, la suerte de acercarme a actores de talla de Danny Aillo, trabajar junto a Ariadna Gil, Joe Mantegna, George Hamilton, ver los entresijos de la maravillosa mentira que es el cine que consigue que nuestra verdad quede aparcada durante dos horas.

--¿Con qué se queda?, ¿con el cine, la televisión o los tablaos?

--¿Para ser yo? La libertad del tablao o la televisión en directo, para disfrutarlo. Ir al cine el día que no bailo y quedarme dormido viendo la tele después de llegar del tablao.

--Le hago la pregunta que le dejó el anterior invitado (Manuel Iglesias, músico y estudioso del flamenco): ¿considera al flamenco patrimonio exclusivo de Andalucía?

--¡Noooo!, ¡rotundamente no, ni siquiera es patrimonio de España! El flamenco es inmenso, no conoce fronteras es universal, es arte, y el arte no entiende de cerraduras. El origen del flamenco no podemos olvidarlo: Extremadura, Andalucía y Murcia pero tampoco podemos olvidar de dónde viene para instalarse en ese triángulo: viene de culturas milenarias, de entradas y salidas constantes de sabores, sentidos y emociones. Tendríamos que olvidarnos entonces, de Carmen Amaya, de Pilar López, de Vicente Escudero, de Antonio Gades...