En paro y sin subsidio, con la custodia de sus dos hijos, Daniela del 10 años y Adán de 8 y con una discapacidad que lo tiene en silla de ruedas, Julio Fariñas apenas puede sobrevivir y sacar a delante a su familia. En mayo dejó de cobrar el subsidio que tenía y espera la renta básica, que la tiene concedida, mientras atiende como puede las necesidades de los hijos, que ahora asisten a uno de los centros educativos saludables. Mientras, él busca trabajo y atiende la casa, sin lavadora y sin poder afrontar la hipoteca.

No obstante, manifestó Fariñas a este diario que «ahora, lo que más necesito es un coche adaptado para poder mover a Adán, para llevarlo al médico, a los tratamientos, a rehabilitación, a zooterapia en San Rafael de Olivenza, a la piscina climatizada, Aspaceba y a Barcelona cuando tenemos que ir a revisión, pues lo lleva el Hospital San Juan de Dios, tras haber insistido en que lo vieran en otro centro porque aquí no me daban solución».

La enfermedad que padece Adán es «rara, se llama paraparesia espástica y está aún en estudio, por lo que no tenemos aún un diagnóstico definitivo». Su peripecia pasa por «que hemos estado 4 años luchando, pasó por el neurólogo y tardaron 5 meses en sacarle la sangre, y porque fui a reclamar. Cada 3 meses tenían que tienen un informe genético y desde 2015 solo tiene tres», dice.

El camino pasó también por Oviedo, «pero me dijeron que me dieran la información aquí, y mientras el niño va degenerando. Ante mi insistencia me derivaron al San Juan de Dios, donde no me atendían y tuve que solicitarlo de nuevo en Atención al Paciente, hasta que me atendieron; desde entonces lo llevan al día».

Pero ahora necesita coche adaptado, «los hay ya preparados, pero cuestan 19.000 euros, aunque me vale de segunda mano; aún entregando el mío, con la subvención por discapacidad, y la ayuda de la federación de Enfermedades raras, no puedo afrontarlo», afirma, por lo que «pido que alguien me ayude porque sinó, no podré mover a mi hijo».