Los plátanos de San Francisco parece que se hubiesen dado la vuelta y estuviesen ahora enseñando sus raíces al aire. Cada uno de esos pobres plátanos parece un baobab cuando pierde la hoja, ese árbol africano del que, sin ella, se dice allí que tiene las raíces en lo alto. La poda inmisericorde los ha dejado tiritando, lo mismo que a sus huéspedes, los pájaros que los habitaban.

Los pájaros son seres bastante más antiguos que los humanos, tanto que entroncan directamente con los dinosaurios, hace alrededor de 200 millones de años. Casi todo en este mundo tiene un abolengo mayor que nosotros, que somos, al fin y al cabo, unos recién llegados. Pero hemos entrado en la casa común como si fuésemos los dueños exclusivos y podemos hasta permitirnos la crueldad de dejar sin hábitat a los pájaros, con la excusa de que cagan y ensucian lo que hay debajo.

Al propio tiempo, nuestra sociedad ha creado un enorme enramado de intereses y de engaños, donde prospera otro tipo de pájaros, carroñeros y aves de presa dedicados a colonizar no sólo la polis , como los gorriones, sino también la res publica , es decir, la política. Los avispados pájaros de los que hablo procuran no cagar públicamente --para eso se instalan, con el dinero de todos, exclusivos inodoros de marfil con desagües de oro en los palacios de su piratería-- y van amontonando su mierda en cajas de seguridad, en bienes a nombre de testaferros y en paraísos fiscales, haciendo filigranas financieras para cagarse en todos nosotros sin que nos demos cuenta, es decir, sin cagarla.

Estoy seguro que si los vigilantes de la política --los partidos y los líderes-- actuasen con tanta diligencia para limpiarla como actúan los vigilantes de la polis , tampoco quedarían pájaros en ella. La poda de San Francisco hay que aplicarla sin contemplaciones a toda España, pero dirigida no a los pajarillos que enternecen al de Asís, sino a los pajarracos que nos esquilman y nos enfurecen a todos, que no tenemos ni queremos tener paciencia de santo, estamos hartos de que nos timen y no podemos soportar que, encima, se rían de nosotros.

La poda y la red, contra la corrupción, para disuadir a los pájaros y para cazarlos y meterlos en el trullo. Antes de que sea tarde.