En la calle Felipe Checa ha aparecido, de repente, una papelera que antes no estaba ahí y que alguien ha arrancado de su sitio, de raíz. Pero en lugar de quedar inservible, ha aparecido en otro lugar donde un buen samaritano la ha colocado lo mejor que ha podido y sigue cumpliendo la función para la que fue creada.