Entre los huertos familiares asignados a cada poblado por el Instituto de Colonización, había uno para la parroquia, otra parcela para la Sección Femenina y el llamado coto escolar, que era un huerto donde se enseñaba a los niños, a los hijos de los colonos, a trabajar en el campo. En estas parcelas, se pretenden crear pequeños huertos de unos 600 metros cuadrados para personas mayores que no tengan tierras.