Paredes llenas de graffitti , excrementos de perro, suciedad e inseguridad son algunas de las expresiones con las que vecinos y comerciantes definen el pasaje comercial de Pardaleras. Desde hace años denuncian la dejadez de este pasaje principal, que comunica la calle La Maya con la avenida Juan Sebastián Elcano, y de los secundarios que llegan hasta la calle Fuerte, próxima a la avenida Fernando Calzadilla.

Los pocos comerciantes que quedan en la zona, pues la mayoría han abandonado sus negocios ante el deterioro progresivo del pasaje, afirman que tras varias gestiones, lograron una autorización para instalar unos cerramientos metálicos. "Establecimos una cuota de 500 pesetas para pagar a un señor que se encargaba de abrir y cerrar los pasajes, pero poco a poco los comerciantes dejaron de pagar y hace unos diez años ya no paga ninguno y quedan abiertos por las noches", afirmó Angela González, dueña de una mercería.

A la inseguridad de la zona se une la falta de iluminación. Alfonsa Sánchez, propietaria de una panadería, comenta que "antes el ayuntamiento se encargaba de reparar las luces estropeadas, pero desde hace un tiempo ya no lo hace". La oscuridad y la falta de vigilancia hacen de la zona un lugar ideal para el gamberrismo e incluso la delincuencia, ya que según comenta Alfonsa, "a veces hay tirones de bolso".

José Luis Chaves lleva más de 30 años como comerciante en la calle La Maya y asegura que "hay gente que trae a sus perros para que hagan sus necesidades y algunos jóvenes utilizan el pasaje para miccionar y si les llamas la atención, es aún peor".

Chaves añade que el ayuntamiento debería buscar una solución al problema, pues el abandono también se da en el acerado y jardines de la calle La Maya. "El pasaje no es una propiedad privada y todo esto tiene una fácil solución.". Solución que ansían los comerciantes para que el pasaje vuelva a retomar la solera que tuvo antaño.