Muchos transeúntes que pasaban ayer delante de la librería Paule, en la avenida Villanueva, se paraban sorprendidos ante el escaparate. No estaban ante una portada de la revista Interviú ni la última entrega de la saga de Harry Potter, sino que lo que captaba su atención era un gran cartel de SE VENDE pegado al cristal, junto a varias fotocopias del pago del IBI, del acta de una reunión y otras tres cartulinas anunciando la venta de otros tantos garajes.

Estos mensajes son resultado de la "pataleta" de Teodoro Paule Paule, dueño de la conocida librería, que lleva 7 años litigando, de juzgado en juzgado, contra el resto de sus vecinos del número 10 de la avenida Villanueva. Todas las sentencias le han sido desfavorables pero él no se da por vencido, porque cree que la razón le asiste y ha decidido utilizar el amplio escaparate de su céntrico negocio como "tablón de anuncios" para defender sus derechos. El motivo de su enfado es que los vecinos han conseguido sacar adelante un proyecto para construir un ascensor y una rampa para minusválidos en el patio de luz del edificio, sobre el que Paule tiene la posesión (no la propiedad) para el acceso a los garajes que tienen la entrada por este patio.

Según el afectado, esta obra va a suponer que las cocheras, que tienen salida por República Argentina, queden inutilizadas porque no podrán acceder los coches. En la última sentencia, el juez apelaba al "interés social" de la obra, pero Paule afirma que el ascensor es "solo una tapadera" porque el verdadero objeto del proyecto es ampliar las viviendas 4 metros. "Esto es pegar una patada a la Constitución y a mi derecho a la propiedad privada", dice.