Nos vamos acercando inexorablemente a otro período electoral, esta vez municipal y regional. Se percibe en nuestro siempre alborotado panorama político y, sobre todo, en el ritmo de inauguración de proyectos. Desde bibliotecas a murallas medievales, todo se inaugura. En Badajoz -presiento; quizás me equivoque-, la próxima campaña electoral va a otorgar un gran protagonismo al Patrimonio Histórico. Este ayuntamiento hace gala de preocuparse mucho por él. Otra cosa es que los modos, los fines, sean presentables. Porque el patrimonio no es un ente inerte, aséptico. Su conservación puede enfocarse de muy distintos modos. Y manipularse.

La política patrimonial revela siempre una orientación ideológica, porque saca a la luz el concepto que tenemos de nuestro pasado y de nuestro futuro y, en consecuencia, de nuestra sociedad y de nosotros mismos. A primera vista podría parecer que la restauración de monumentos, su consolidación y su rehabilitación, cuando puede llevarse a cabo, presupone preocupación administrativa. Y no es así. Si todas esas acciones se producen sólo de modo superficial, más preocupados por no desentonar, aunque se falsifique, vamos mal. Y aún peor si para restaurar destruimos el sustrato arqueológico, que también es memoria histórica, a base de descuidarlo, de dar falsa impresión de documentarlo, poniendo de fedatarios a presuntos técnicos cautivos y publicándolo falsamente, en libros dirigidos por incompetentes en la materia.

Estamos peor que nunca. Y nos pasamos los días trapicheando con el Cubo en un absurdo ejercicio de "entre todos la mataron y ella sola se murió". Con independencia de las opiniones que se tengan sobre el asunto, y aunque parte de la información siga permaneciendo oculta -sigo pensando que, una vez construido, no debiera derribarse; por ahorro, no por decencia-, comprendo muy bien el desasosiego del decano y de todo el claustro de la facultad afectada. Ellos no son culpables y, menos, del juego de ping-pong al que se ven sometidos. Así no se puede trabajar. La universidad requiere sosiego para desempeñar su labor con eficacia. ¿Se ha preguntado alguien quién fue el cerebro del proceso y por qué? No me refiero a los culpables del proyecto.

Quizás orbite por la alcaldía. Disfruten de sus vacaciones, lo que puedan. A los forzados a tenerlas, por exclusión laboral, vaya mi solidaridad.