La imagen se ha convertido por desgracia en habitual: palmeras desmochadas convertidas en un tronco muerto tras haber sido atacadas por el picudo rojo. En estos momentos no hay demasiadas esperanzas de erradicar o controlar la presencia de este insecto en Badajoz, mientras todas no sean tratadas. El ayuntamiento continúa trabajando en mantener las suyas controladas, pero de las 3.500 palmeras canarias que se calcula que hay en la ciudad, sólo un millar son municipales y, el resto, de otras instituciones y de propiedad privada. Una señal inequívoca de su avance es su captura en las cajas trampa. Según los datos del concejal de Medio Ambiente, Antonio Ávila, han pasado de 2 a la semana en el 2015 a apresar entre 25 y 30 en el 2017, a pesar de todos los tratamientos que ha puesto en marcha el consistorio en su palmeral, que aunque son eficaces, «no alcanzan el 100% de la protección».

El picudo rojo llegó a Badajoz en el 2014. Se detectó por primera vez en una palmera privada de la avenida de Elvas, junto al puente Real. Se eliminó. Ese mismo año otras cuatro de propiedad municipal resultaron infectadas y murieron. No se pudo recuperar ninguna. El ayuntamiento empezó a realizar tratamientos insecticidas cada dos meses por ducha sobre el cogollo, se colocaron trampas para los insectos adultos y se podaron para que el insecticida llegue más fácilmente al interior. En el 2015 había 13 palmeras afectadas, el ayuntamiento eliminó 3 y salvó 10. En el 2016 se continuó con los métodos anteriores y se incorporó el aceite de verano para aumentar la persistencia del insecticida. Detectaron otras 13 palmeras afectadas. Se eliminaron 5 y se recuperaron 8. Ya en el 2017, se empezó a usar el hongo beauveria bassiana que parasita en el insecto y lo mata. Paralelamente, se realizaron tratamientos con endoterapia en el tronco para que a través de la sabia se extienda. Solo en tratamientos, el ayuntamiento se gastó el año pasado 12.300 euros. A pesar de todos los intentos, el servicio de Parques y Jardines encontró 47 palmeras afectadas, de las que hubo que eliminar 11 y 30 están en periodo de recuperación. El balance sigue siendo positivo pero el bicho no retrocede. En el 2018 continuarán con las mismas actuaciones con algunos tratamientos nuevos como endoterapia por envase presurizado, y con materia activa amamectina. Además, se colocarán detectores electrónicos de orugas para ver los estadios de desarrollo.

Ávila niega que hayan plantado nuevas palmeras y explica que el avance del picudo se debe a que se han incrementado los insectos adultos, a que existen numerosas palmeras particulares que se infectan y no son eliminadas o se hace cuando están totalmente muertas y el bicho ya ha buscado otra. Además el porcentaje de propietarios que tratan sus palmeras es muy bajo. El concejal apunta la amenaza añadida de que este insecto aprende a defenderse. Empezó atacando la palmera por la parte superior y ya entra por los laterales. Una vez que acabe con los machos de la canaria, irá a por las hembras, después las datileras y luego las wasingtonias. De ahí que el equipo de gobierno local urja a la Junta de Extremadura que intervenga «y se involucre» para obligar a los propietarios a actuar y establezca ayudas. Ávila acude al ejemplo de Canarias, que se ha declarado zona libre de picudo porque se han implicado todas las administraciones. «O le ponemos solución, o va a ocurrir como con el camalote en el Guadiana y nos quedamos sin palmeras», advierte.