La Audiencia provincial verá el próximo mes de mayo el juicio contra L. G. T., de 48 años y maestro de Primaria, acusado de un presunto delito de abusos sexuales sobre una alumna menor de edad. Para él solicita la Fiscalía ocho años de prisión, además de otros ocho años de libertad vigilada, así como la inhabilitación especial para ejercer la docencia durante cuatro años y la prohibición de acercarse a su víctima a menos de 200 metros, a su domicilio, lugar de trabajo o estudio o cualquier otro frecuentado por la misma, así como de comunicarse con ella por cualquier medio durante 12 años.

Así consta en el escrito de calificación y conclusiones provisionales del fiscal, que considera al acusado "responsable en concepto de autor", sin que concurran circunstancias modificativas de su responsabilidad criminal.

También solicita que la pena conlleve el pago de una indemnización a su víctima de 15.000 euros "por el daño moral y psicológico causado", a la vez que, dice, "deben adoptarse las medidas cautelares oportunas contra el inculpado, a cuyo afecto se abrirá una pieza de responsabilidad civil".

Los hechos ocurrieron durante el curso 2010-2011, en los meses de mayo y junio de 2011, cuando el acusado daba clases de Primaria y era tutor de un curso, teniendo entre sus alumnos a la menor que fue objeto de sus presuntos abusos, nacida en 1998, teniendo entonces 12 años.

El acusado, según el informe fiscal, "fue generando a lo largo del curso una relación de creciente confianza y gran ascendencia sobre ella" y, "prevaliéndose de dicha situación y con la finalidad de satisfacer sus deseos sexuales, en diversas ocasiones logró que la menor, durante los recreos, permaneciera a solas con él, situaciones en las que comenzaba a besarla en la boca, darle abrazos y realizarle tocamientos".

Finalizado el curso, el acusado, "impuesta ya su voluntad a la menor", a quien dijo que estaba dispuesto a dejar a su esposa e hijos por ella, cuando la niña aún no había cumplido los 13 años, la llevó en reiteradas ocasiones a un hotel y "procedió a hacerla objeto de tocamientos, besos y abrazos.

Posteriormente, cuando la menor estaba de vacaciones, contactaba con ella y le daba "regalos y pequeñas cantidades de dinero, volviendo en varias ocasiones al hotel". Y así hasta que desde el 12 de octubre de 2011 y hasta el 1 de julio de 2012 llegó a mantener "en 15 ocasiones, relaciones sexuales completas".

El 19 de julio de 2012, la madre de la menor descubrió en su poder dinero, joyas, un teléfono móvil y una cámara de fotos, confesando que eran regalos del acusado, que mantenía relaciones sexuales con él y que "le había conminado a no contarle nada a sus padres porque le podían denunciar y meter en la cárcel".

Así, el 24 de julio de 2012, el acusado cumple la prohibición de acercarse y comunicar con la menor, que precisa tratamiento psicológico y presenta trastorno por estrés postraumático crónico, con episodios recurrentes de ansiedad y miedos, interfiriendo de forma significativa en su vida y limitando sus actividades, según consta en el informe del fiscal.