Desde hace dos años María de los Angeles Gómez, secretaria de la asociación Acan, junto a varios amigos voluntarios, acuden los fines de semana y puentes festivos a la perrera municipal para limpiar los cheniles y dar de comer y de beber a los animales, que de lo contrario, permanecerían abandonados estos días porque los trabajadores municipales solo los atienden las jornadas laborables.

Durante este tiempo, María de los Angeles también ha evitado que muchos perros sean sacrificados, pues es ella la que se encarga de buscarles un lugar donde vivir, a través de protectoras que sirven de intermediarias o, mientras tanto, en residencias caninas, en su casa o en otros lugares de acogida.

HACER MUCHO MAS Con todo este trabajo a sus espaldas, la secretaria de Acan (que se niega a salir en una fotografía porque dice que los protagonistas deben ser los perros) está convencida de que se podría hacer mucho más por los animales en la perrera y suplica que se faciliten y promuevan las adopciones por parte del ayuntamiento. Ella cree que podría haber el doble de adopciones si se facilitase el pago y se flexibilizase el horario.

Según su experiencia, hay mucha gente que ni sabe dónde está la perrera, "es más, algunas veces vienen a mí para adoptar", afirma. María de los Angeles defiende que debería abrir más días y los fines de semana, que la prensa difundiese esta actividad y que allí facilitasen el proceso. En la actualidad, el adoptante debe ir al ayuntamiento a pagar la tasa y solo puede acudir a la perrera el viernes por la mañana, en horario de trabajo, a recoger el perro elegido. Esta mujer también pide que haya turnos de los empleados para atender todos los días las instalaciones.

La entrada de animales en la perrera fluctúa. Por ejemplo, la semana pasada ingresaron en un solo día 25, de un desalojo de una vivienda denunciada. El viernes tendrían los iba a sacrificar, pero María de los Angeles les está buscando un hogar.