TEtstamos en tiempo de crisis. El Gobierno de la nación está repitiendo por activa y por pasiva que la salida se ha de llevar a cabo sin recortar los derechos sociales de los trabajadores. Algunos le acusan de ser el culpable de todo y dicen tener la receta de la recuperación, aunque no la muestran. Sus motivos tendrán. No querrán que la conozcamos, por si acaso, antes de las elecciones europeas. Al mismo tiempo, en Badajoz, nos enteramos de que este verano no se abrirá la piscina de La Granadilla. El ayuntamiento, que sale ahora con esas, lo achaca a cambios en la normativa que regula ese tipo de instalaciones. Esto, claro está, lo sabían. Menuda faena. Si no fuera por el Plan E tampoco habrían conseguido ponerla al día para el próximo año.

En consecuencia, este verano la mayor parte de los badajocenses que no tengan piscina --o sea, la mayoría-- y hayan de quedarse aquí no podrán darse un chapuzón en otra pública de nuestro municipio para aligerar los rigores del estío. Y de hacerlo en el río, ni hablar, porque sus aguas no reúnen las condiciones adecuadas. Muy bonito. Y todo eso lo comunica el consistorio sin asomo de vergüenza. El asunto está muy claro. Cuando hay crisis, la pagan siempre los ciudadanos de a pie, los usuarios de la piscina municipal, por poner un ejemplo. Aunque ellos no tengan culpa de nada. Algo tan simple como darse un chapuzón en esta ciudad es un derecho social, no un capricho superfluo.

Si se sabía que no se iba a poder abrir La Granadilla se tendrían que haber tenido dispuestas medidas alternativas. Y reconozcan, señores munícipes, que sin la ayuda de la denostada Administración central, no serían capaces de poner al día esas instalaciones ni para el año próximo.

Este asunto es, simple y llanamente, un recorte de derechos sociales. Sean cuales sean sus causas. Ahora mucho pedir perdón, pero a ustedes eso no les perjudica, sólo al sufrido vecindario, que paga sus impuestos. Y no me digan que estamos protestando quienes nunca usamos esa piscina. Tampoco creo que el señor alcalde la usase mucho. Los derechos cívicos se ejercen o no, pero se poseen por la propia condición de ciudadanos. Y no hay más que decir. Lo otro no son argumentos, aun repitiéndose como una consigna, son excusas de mal pagador. O de mal administrador.