El Alcázar de Jerez de la Frontera es un buen exponente de la arquitectura almohade. Se levantó en el siglo XII, en el que la ciudad se convierte en una de las mas importantes de lo que conocemos como la baja Andalucía, como lo demuestra la monumentalidad de su Alcázar y la extensión de la muralla que cerraba la ciudad que llegó a tener 16.000 habitantes.

Del original Alcázar islámico se conservan las dos puertas, la mezquita, los baños árabes y, todo ello, no sólo bien cuidado, sino que podemos decir "mimado", con el resultado de su gran interés turístico para los visitantes comprendidos en ese sector cada vez más numeroso que se decanta por el turismo cultural y que, desde luego, paga con gusto el importe del tíquet de visitante. Otra evidente consecuencia del esmero con que se cuida el monumento es obviamente el orgullo que sienten los jerezanos al poder ofrecer alicientes de tanta categoría.

En una de sus puertas reza: "Esta puerta, único acceso desde la ciudad al recinto del Alcázar fue construida en el Siglo XII con la planta típica de las puertas de este periodo. Tras el monumental arco de ingreso similar al de otras puertas como la Alcazaba de Badajoz o la de Socorro de Niebla, un codo de 90 grados conducía al interior de la fortaleza".

Los badajocenses no podemos más que sentir rubor cuando visitamos el Alcázar, pues inevitablemente comparamos la situación de éste con nuestra Alcazaba, cuyo actual trazado igualmente se debe a los almohades que, en el siglo XII, ampliaron la que existía anteriormente. Y, más aún, si tenemos en cuenta no sólo que los elementos de nuestra Alcazaba resulten emblemáticos, sino por que también es la más extensa de España --cierra una superficie de 80.000 metros cuadrados-- su muralla está almenada y posee barbacana avanzada y adarve que comunica todas las torres del recinto. De éstas destacan unas torres defensivas denominadas albarranas, como la de Espantaperros, la Torre vieja, etc. Otras son: las de la Horca, de las Siete Ventanas, de las Doncellas, etcétera.

Conserva sus puertas principales como las del Capitel (aludida en el Alcázar de Jerez), la de Yelbes, la de la Coracha y la del Alpendiz. Además, por su importancia histórica y monumental, puede afirmarse que está entre las tres primeras de la península Ibérica. Y por si fuera poco fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931.

La comparación nos lleva inevitablemente a constatar la desidia y el más lamentable abandono de sus responsables, pese a que queremos "vender" en eventos como Fitur las excelencias de nuestra ciudad, para que luego sus visitantes se encuentren con la sorpresa, en este caso totalmente negativa y bochornosa del estado de deterioro de su monumento más preciado.

El tan aireado Plan de Dinamización Turística tiene su reto más importante en ponerla en valor. Estamos seguros de que los ciudadanos sabrán valorar el estimulante esfuerzo que supone recuperarla y todo ello redundaría en la dinamización turística y comercial de todo el casco histórico.