La policía local mantiene localizados y controlados a un grupo de entre 10 y 14 aparcacoches que actúan de manera ilegal en la ciudad. Los gorrillas , como se les conoce popularmente, suelen operar en las mismas zonas y están organizados jerárquicamente. El control policial y la Asociación de Desempleados de Badajoz (Adeba), contribuyen a poner orden en esta actividad que suele ser motivo de queja entre los conductores.

El Jefe de la Policía Local de Badajoz, Miguel Sardiña, aseguró: "Conocemos perfectamente las zonas donde operan", y son ronda del Pilar, estación de autobuses, urbanización Guadiana, Bartolomé J. Gallardo, Cardenal Siliceo, hospitales y algunas más. Sin embargo, las cifras facilitadas pueden incrementarse con la incorporación de varias personas que ejercen esa actividad de modo temporal. Ayer por la mañana, este diario contó a seis aparcacoches solo en los aledaños de San Francisco.

Según Sardiña, "este colectivo no supone un motivo de alarma social, pues está perfectamente controlado". Y consideró que "por desgracia, hay otros problemas que requieren mayor atención en nuestra ciudad".

La prohibición de esta actividad se recoge en la Ordenanza Municipal de Policía Urbana y los policías son los encargados de hacerla cumplir.

DESOBEDIENCIA "Tras identificar a estas personas, procedemos a informarles sobre el incumplimiento de la ordenanza que les prohíbe dicha actividad; si volvemos a encontrarlos realizándola, podemos acusarles de desobediencia", explicó un policía en una zona donde suelen operar.

La realidad de los gorrillas es que necesitan conseguir "dinero para hacer frente a su vida diaria, que en la inmensa mayoría de los casos se trata de toxicómanos; en concreto heroinómanos, cuya rutina está fuertemente dominada por el consumo de esta droga", dijo el inspector Nogales.

Otros son extranjeros sin papeles que usan el dinero que sacan para mandarlo a sus países. Uno de ellos, rumano, que prefirió no dar su nombre, explicó que "aquí gano 20 euros al día y en mi país, trabajando en una fábrica, no más de 5. Pero la presión policial es cada vez mayor".

Muchos conductores se sienten coaccionados y pagan "un tributo por aparcar en ciertas calles; muchas veces no necesitas ayuda, pero si no pagas te puedes encontrar con alguna sorpresa", afirmó Joaquín Manuel Carballo, encofrador que aparcaba su coche en Cardenal Siliceo y acababa de pagar un euro.

La policía aconseja denunciar en caso de coacción o amenazas. "No suelen denunciar, no por miedo a posibles represalias, sino por todo el trámite que lleva", señaló Miguel Sardiña.